Revisionando 'Friends': Temporada Diez

Con la décima temporada de 'Friends' llega el desenlace de la serie. Un final agridulce, porque todos terminan felices, cumpliendo sus sueños, pero es el adiós definitivo, y eso significa que no volveremos a ver interactuando a Joey, Chandler, Ross, Mónica, Rachel y Phoebe. El grupo de seis se divide, se van del mítico apartamento violeta de Monica, pero antes nos dejan una temporada de diez.

No obstante, la cosa no podía empezar peor, por eso el margen de mejora solo podía ser positivo. En la novena etapa dejamos a la cuadrilla en Barbados, con uno de los enredos que menos ha gustado a los seguidores, y a los propios actores de 'Friends'. Joey y Rachel se besan, intentan mantener una relación sentimental que da reparo solo verla, y mientras tanto Ross se convierte en el nuevo novio de Charlie, la ex de Joey. Un intercambio de parejas innecesario, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que dura Ross con su compañera de trabajo, por no hablar de lo de Joey y Rachel.

A parte de eso, la última temporada nos deja grandes momentos, como el del cuadro de Phoebe, Gladis, la mujer que sale de la pintura. Monica y Rachel entran en una divertida batalla por ver quién "no se queda" con el espeluznante cuadro. También me encantó el episodio del pastel de Emma, la pequeña cumple un año, ninguno quiere acudir al evento que prepara Rachel para celebrarlo, pero entre el juego que dan los muñecos de cuerda de la bebé, y la tarta con forma de pene que recogen en la tienda, con la cara de la niña en el centro, la diversión está asegurada.

Los avances que hace el grupo en la última etapa dejan ver que claramente estamos ante el final. Tras la reconciliación de Phoebe y Mike, la pareja decide contraer matrimonio, y en el último capítulo hasta hablan de tener hijos. Esta no es la Phoebe que conocimos en los primeros años, las series de televisión tienden a convertir en lo mismo a todos los personajes, si no se casan y tienen hijos parece que no están completos, por suerte es algo que cada vez se hace menos en comedia.

Por su parte, el matrimonio formado por Monica y Chandler ha estado a tope el último año. Después de un par de secuencias dramáticas porque no consiguen un bebé de adopción, la pareja termina teniendo dos, unos mellizos que salen del vientre de Anna Faris ('Mom'), la actriz colabora en el hilo argumental de los Bing-Geller. Hay otros cameos importantes, como el de la pequeña Dakota Fanning, que vive en la casa que compra el matrimonio, o Danny DeVito, como el deprimente stripper que aparece en la despedida de soltera de Phoebe.

Monica y Chandler tendrán sitio de sobra en su nueva casa para criar a sus dos hijos, Jack y Erika. El resto de amigos no se toman muy bien al principio la marcha de la pareja, pero necesitan más espacio, y quieren vivir en un barrio residencial, lejos del bullicio del centro de Nueva York. Una de las últimas sorpresas llega con la intervención de Janice, dispuesta a comprar la casa contigua, aunque Chandler tiene una treta para deshacerse de ella, fingir que sigue enamorado de Janice, algo que me suena que ya usó en temporadas anteriores, y también funcionó.

No podía ser de otra manera, los guionistas lo tenían pensado desde el principio, y los espectadores lo intuíamos también desde que comenzó la serie. A Rachel le ofrecen un trabajo en París, no duda en aceptarlo aunque le duele dejar atrás tantos recuerdos y amigos, pero la oferta es muy suculenta, y con las mejores condiciones. Antes de marchar se acuesta con Ross, algo que hace tener ilusiones al chico, que la sigue hasta el aeropuerto para declararle su amor.

La odisea de Ross junto a una divertida Phoebe es lo más trepidante del episodio final, con un desenlace feliz, excepto para Joey. El actor está apenado porque todos se casan, avanzan, se mudan, y él sigue en el mismo apartamento, con un nuevo patito y un nuevo pollito, y sin su representante, Estelle, que fallece en uno de los últimos episodios.

Joey tuvo su propio spin-off, que no salió bien parado por parte de la crítica, y en cuanto a audiencias tampoco logró destacar. Me quedo con esa escena final de 'Friends', en la que es imposible contener las lágrimas si realmente te has sentido parte de esos amigos que se reunían cada día en el Central Perk. Los seis dejan sus llaves en la mesa del apartamento de la tía de Monica, dejando atrás una casa vacía, pero llena de buenos momentos que siguen y seguirán formando parte de la historia de la televisión mundial.

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