Continúo con una de las series que he descubierto en las últimas semanas. '
Community' se ha convertido en una comedia de culto, y en su segunda temporada consiguen consolidar a todos los personajes y su tipo de humor. A los guionistas de la sitcom les encantan
los capítulos temáticos y las referencias a otras ficciones. Y no se les da nada mal.
Dejamos la primera etapa con un inesperado beso entre Annie y Jeff, cuando parecía que el egocéntrico galán de frente ancha estaba destinado a enamorarse de Britta, la mojigata de Annie se interpone en el camino para ir ganando el corazón del protagonista. 'Community' no se quiere centrar en estas idas y venidas románticas como si de Rachel y Ross se tratara, pero cada cierto tiempo hay un pequeño giro en esta prescindible trama secundaria en la que Britta y Annie luchan por acostarse con Jeff, o algo más.
La personalidad de Britta se ha reforzado a lo largo de la segunda temporada. Mucho más macarra, alejada de la imagen cándida que reflejó en los comienzos. Me gusta más verla así, y que el resto del grupo no se corte en vacilarla por su extraña pronunciación o por su imprevisible actitud.
El buen rollo entre Abed y Troy sigue como al principio. Su amistad fue como un flechazo, puede que a veces se enfrenten por alguna nimiedad, pero su relación es sin duda la más sólida. Debo reconocer que no son mis personajes favoritos, en ocasiones se me hacen hasta pesados o retorcidos con tramas demasiado “meta”, pero terminan siendo adorables para cualquiera que haya soportado las dos primeras temporadas de 'Community'.
En cambio, el protagonismo de Shirley es mucho menor que el de los demás. La mujer ha estado embarazada durante esta etapa, con la duda de quién podría ser el padre del niño. Finalmente, Chang se libra de educar a la criatura, o es el niño el que se libra de tener un padre como el falso profesor de español. Ahora que ha sido despedido de su puesto hemos podido ver a Chang en otra faceta, la de estudiante tocapelotas, unido, a ratos, al grupo de estudio de los protagonistas. El nuevo profesor de Antropología tampoco ha estado mal, aunque no supera al psicópata Chang.
Otra mente perturbada es la de Pierce. El hombre ha estado yendo y viniendo del grupo, para al final dejar la puerta abierta a su marcha definitiva. El veterano ha tardado en captar la indirecta: sobra en el grupo, no le quieren dentro. Es misógino, racista, homófobo y todo lo malo que se te pueda pasar por la cabeza, pero hasta con esas importantes taras le han terminado cogiendo cariño. La verdad es que el grupo sin él no sería lo mismo.
Capítulos especiales
Hay un montón de episodios memorables en la segunda tanda de 'Community'. En el especial de Halloween nos taladran con canciones de Abba sin parar durante los 20 minutos; y en el de Navidad, Abed nos relata su trauma mientras vemos al resto de compañeros recreados en figuras de stop-motion. Imaginación al poder, de eso no falta.
De todos modos, para mí, el más divertido de los 24 capítulos es el de las conspiraciones, con el inquietante Professorson y la inestimable colaboración del decano. La persecución de los protagonistas tras el trajeado y misterioso profesor cruzando una kilométrica tienda de campaña improvisada con mantas (by Abed & Troy), fue lo más surrealista y desternillante.
No ha faltado un episodio embotellado, al que Abed hace referencia sin reparos, todo por un bolígrafo que ha perdido Annie, con desenlace sorprendente, no podía ser de otra manera. Quizás el éxito de 'Community' esté en los pocos complejos que tienen a la hora de escribir sobre sí mismos, con giros interesantes en cada trama y con unos personajes que te van ganando, hasta el más repugnante de todos ellos termina reclamando su espacio.
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