La muerte visita a los Gallagher en 'Shameless'

'Shameless' ha cerrado su séptimo año con la incógnita de su regreso como telón de fondo. Pero una vez emitido el emotivo final, Showtime ha hecho oficial la renovación de una de sus series estrella. La season finale podría haber sido perfectamente el desenlace definitivo de la serie, pero esta familia tiene cuerda para rato, y seguro que podrá sobrevivir a la última baja.

Monica ha sido la protagonista de la fase final de la última temporada emitida por Showtime. La madre de los protagonistas regresaba por sorpresa, como de costumbre, para poner patas arriba la vida, ya de por sí caótica, de sus hijos. Todos pasaron de ella, incluso Frank, que encuentra en Monica la horma de su zapato. La yonki rubia convenció a su ex para darle otra oportunidad tras confesarle que le quedan unas semanas de vida. Dudé si eso sería cierto, pero en el penúltimo capítulo demostró que por una vez fue honesta.

Es triste pensar que no tendremos a Monica en el futuro, siempre es divertido ver cómo aparece y desaparece a su antojo, como si no hubiera ocurrido nada. Era muy tarde para remediar todas las ausencias y el daño causado a sus hijos, pero su último intento fue el de unir a la familia, y lo consiguió, aunque para ello tuviera que recurrir a drogar a todos para pasar una última velada de baile y diversión. Juntos.

Las tramas románticas son incondicionales en 'Shameless', sin ellas no entenderíamos la serie, aunque personalmente prefiero cuando los protagonistas tratan otro tipo de cuestiones, como los roces familiares, buscarse la vida o el vandalismo que siempre está presente en su día a día. Ian ha sido el más romántico este año, el pelirrojo ha conocida a un chico transexual, al que ha terminado cogiendo cariño, y con el que no ha terminado del todo bien por la intromisión de Mickey. El regreso de este personaje me emocionó más que el de Monica, aunque me ha sabido a poco su aparición. Sin embargo, me tranquiliza saber que Mickey sigue vivo en México, abriendo la puerta a un regreso, porque no entiendo el final de Ian sin Mickey Milkovich.

La que no ha necesitado enamorarse esta temporada es Fiona, le ha venido muy bien un descanso a su corazón. La joven se ha centrado en hacer dinero y escalar puestos como autónoma en Chicago. Lo más emotivo de todo ha sido su relación con Etta, la anciana que vive en la lavandería que Fiona termina comprando, y después vendiendo. Ya pensaba que se iban a quedar con la mujer para siempre, como si se tratase de un Gallagher más, y no me hubiera importado en absoluto. Lástima que en los dos últimos capítulos Fiona se empiece a encaprichar de un atractivo empresario que la encandila con negocios.

Por su parte, Lip me ha parecido el más aburrido un año más. Su repentina recaída con el alcohol está muy vista, no aporta nada nuevo, y ahora que se limita a fregar los platos de la cafetería de su hermana, ni siquiera destaca como el hermano intelectual y diferente de los Gallagher. Al menos, la novia camarera que se ha echado me gusta más que las anteriores, aunque no supera en adrenalina a la relación que tuvo con la profesora, que la hemos vuelto a ver de manera fugaz en el episodio en el que Lip cae lo más bajo posible.

Debbie es un bombón de personaje, siempre tan astuta, y cada vez más problemática. Fiona le dio la espalda cuando decidió tener el bebé, pero las cosas han mejorado entre las hermanas. Debbie es muy egoísta, y la única razón que le llevó a empezar una relación con el chico de la silla de ruedas fue la estabilidad económica, y tener un techo bajo el que vivir. Parece que la adolescente ha encontrado su sitio con el hermano de la camarera, y puede que le haya cogido cariño, pero no dudo que si regresara el padre de su hija dejaría en la estacada a su pobre novio actual.

Carl tampoco vive ya en casa de los Gallagher, se ha alistado en el ejército. Su obsesión empezó de la mano del que sería su suegro, aunque las cosas no salieron bien con la joven de la que se enamoró perdidamente. Carl tiene mucho que aportar, es el más moldeable de los hermanos, tan pronto está en la carcel siendo un chungo, como demostrando ser todo un cerebrito. Los guionistas deberían indagar más en las entrañas de este personaje, que podría ser todo un psicopatía en potencia.

Por último tenemos al pequeño Liam sigue sin soltar más de dos frases en toda la temporada, ya debe tener unos cuantos añitos como para soltarse un poco más. El único protagonismo que ha adquirido este año ha sido con su padre, Frank hizo que admitieran a Liam en una escuela privada. Ya veremos qué frutos da este logro del patriarca, que una vez más ha sacado beneficio de sus hijos.

A mi parecer, lo mejor de la temporada no han sido los Gallagher. Kev y Veronica vuelven a demostrar que son grandes, no necesitan el cobijo de sus vecinos para protagonizar tramas potentes, y siempre sórdidas. Esta pareja se complementa de maravilla, y si sumamos a Svetlana el entretenimiento está asegurado. Sinceramente, me hubiera gustado que la rusa tuviera buen fondo y que el trío bizarro funcionara, pero no ha sido así.

La amista de Vero y Fiona se rompió en la mitad de la temporada, llevaban demasiado tiempo alejadas, Veronica confiaba sus secretos a Svetlana, y Fiona últimamente estaba ocupada únicamente en su carrera profesional. Menos mal que el bueno de Kevin sirvió de pegamento y unió a las dos amigas. El detonante de todo fue Svetlana, que se ha ido entrometiendo en la vida de la pareja como una sabandija, hasta arrebatarles el negocio que tanto se han currado. Ahora Kev y Vero están en una nueva etapa, y veremos hasta dónde es capaz de llegar Svetlana con el bar.

La séptima temporada de 'Shameless' ha sido una de las mejores hasta la fecha. Los regresos de Monica y Mickey han servido como revulsivo, y además se han incorporado a las tramas del resto de personajes de manera natural y emocionante. La introducción de Etta o el padre/marido de Svetlana también han sido espectaculares, cada una a su manera. Sin olvidar las tramas de los verdaderos protagonistas, los guionistas no han permitido que nos despistemos ni un segundo. No quiero que esto acabe nunca.

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