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'Its' a Sin': Un doloroso canto a la libertad

Viernes 12 de Febrero de 2021 19:15
 

La realidad puede ser muy cruel y así lo refleja una de las últimas apuestas de HBO Max, emitida originalmente en Channel 4. 'It's a Sin' es una serie británica que nos traslada al ambiente gay londinense de los años 80. El SIDA y la propagación del VIH acaparaba portadas de periódicos y cabeceras de telediarios, tal vez no tanto ni del mismo modo que hoy en día se habla del Coronavirus, casi 40 años después de que se estigmatizara a un colectivo que no debe olvidar aquella lucha por la libertad de la que hoy en parte se goza.

'Its' a Sin': Un doloroso canto a la libertad

'It's a Sin' es una miniserie compuesta por cinco capítulos llenos de emociones. Es comparable a una montaña rusa en la que viajamos con sus protagonistas, unos compañeros de viaje inmejorables. Todos ellos están aprendiendo a vivir en un mundo que ha encontrado un nuevo nivel de hostilidad, en una edad en la que los descubrimientos están a la orden del día, aunque en este caso muchos de los aprendizajes lleguen a golpes. Richie es uno de los protagonistas, un chico del interior de Gales que llega a Londres con la idea de comerse el mundo, liberarse y, sobre todo, estar lejos de la mirada amenazante de su familia. Allí no tarda en hacer amigos y evolucionar en todos los sentidos, aunque en un principio parece que el que más le preocupa es el sexual, y no le va mal.

Entre el grupo de amigos y compañeros de piso también está Colin, un chico mucho más retraído que a pesar de todo comparte muchas cosas con Richie. Una de ellas es su afán por soltar las cadenas y encontrar un entorno en el que sentirse libre y poder expresarse tal y como es. Colin es un joven adorable, con su característica sonrisa de medio lado. Richie va convirtiéndose en todo lo contrario, usando su caparazón para aparentar un altivo y egoísta, pero con gracia, o eso cree él.

El pilar que sostiene al grupo es Jill, la mal llamada "mariliendre" de 'It's a Sin', es mucho más que eso. Lydia West ('Years & Years') lo hace fenomenal, se convierte en los ojos de la serie, la que más empatiza, la que siempre está ahí para todos. La pena es que carece de vida personal, los guionistas han anulado bastante a este gran personaje y mejor persona, al que después de 5 capítulos parece que no conocemos a fondo, sin asuntos personales o historias propias que contar (aunque sea de pasada).

'Its' a Sin': Un doloroso canto a la libertad

Todo concentrado en cinco episodios

No tiene nada que ver con series como ‘Queer as Folk’. En 'It's a Sin' hay un objetivo clave: narrar el drama del SIDA en los 80. Puede parecer un tema demasiado recurrente y repetitivo, pero lo hacen de una forma que engancha, con un ritmo muy generoso que permite seguir las diferentes historias de los chicos sin dejarse nada en el tintero.

La muerte está presente en todo momento, mezclada con sufrimiento, incertidumbre y humor. Sí, 'It’s a Sin' no deja de lado su punto cómico, en el que destaca Roscoe, el protagonista más abierto y con una vida aparentemente desordenada, pero a él no le importa, es feliz o al menos pretende serlo sin dar relevancia a los pequeños problemas o desplantes que la vida le pone en su camino.

La familia tiene un peso importante en la miniserie de Channel 4. De hecho, aprovechan para reflejar las diferentes reacciones ante una enfermedad desconocida y envuelta en desinformación. Los jóvenes infectados (y los que no eran tan jóvenes) se veían en la amarga tesitura de confesar que habían sido contagiados, que se estaban muriendo, mientras que automáticamente estaban de alguna forma obligados a salir del armario, recluidos en una remota habitación de un desangelado hospital.

'Its' a Sin': Un doloroso canto a la libertad

El relato del SIDA en 'It's a Sin' termina resultando desgarrador, hacen lo posible para que el tema no sea tratado de manera superficial. Puede que, en este caso, el ritmo apresurado haya jugado en su contra, pero probablemente así lo haría el virus en aquella época. Sin descanso, sin información sobre el SIDA, con muchos sectores de la sociedad aprovechando la desgracia para atacar a un colectivo minoritario, para así demonizarlos sin disimulo. La lucha por encontrar respuestas y el fervor de la calle cada vez es más palpable en la serie, dando la sensación de que las movilizaciones de antaño eran más enérgicas, con una generación luchando por sus derechos humanos y por la libertad de los que vinimos después.

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