'How to Get Away with Murder': todos los caminos llevan a Annalise

El final de la media temporada de 'How to Get Away with Murder' ha llegado tras el octavo capítulo. Ha sido con diferencia el mejor episodio de todos los emitidos durante la cuarta etapa del thriller, lleno de tensión, acción y nuevos líos para nuestros protagonistas, que en este comienzo de temporada estaban bastante relajados.

Todos menos Laurel, que es la que está orquestando la venganza de la muerte de Wes, y nada más y nada menos que contra su padre, intentándole llevar a la quiebra con la ayuda de un topo que está curtida en estas lides, Michaela. A la amiga de Laurel le costó dar su brazo a torcer, pero ha antepuesto la amistad a su carrera profesional, algo inimaginable hace unos dos o tres años, cuando Michaela se posicionaba como la más trepa del grupo de alumnos aventajados de Annalise.

La chica ha hecho buenas migas con su nueva jefa, y está más a gusto que en cualquier caso bajo el mandato de Annalise, con presiones sanas, alejada de asesinatos en los que se manche las manos de sangre. Asher termina enterándose del plan de Laurel, y sus celos le llevan a poner en peligro el entramado dirigido por su amiga embarazada. Hay que decir que Asher ha madurado en este tiempo, ahora es un tipo de fiar, incluso más que Connor.

El novio de Oliver ha caído en una especie de depresión tras ser separado de Annalise y darse cuenta de que ninguna empresa quiere contar con él. La profesora se apiada de él, y no duda en darle cobijo, algo que sorprenderá a sus compañeros, y también a la audiencia, porque Connor siempre ha sido el más despegado, y en horas bajas no duda en acudir a Annalise, que quería desprenderse de su pasado, vinculado a la fuerza con su problemático grupo de alumnos.

Los secretos entre Oliver y Connor ponen en peligro su relación, esto flojea y está claro que se avecina una ruptura, aunque sea momentánea. Me encanta la pareja que hacen, pero siempre hay uno de ellos que mete la pata o se pone en plan dramático tontorrón, y es cuando se estropea la magia. La visita del padre de Connor y esconder la treta contra el padre de Laurel puede ser decisivo para que Oli y Connor rompan en los siguientes capítulos, por mucho que haya habido anillo de compromiso de por medio.

Durante los primeros siete episodios me he llegado a plantear dejar 'How to Get Away with Murder', este final de midseason me ha devuelto la fe en la serie. La historia de Laurel en el parto no me parecía apetitosa, da igual si pierde o no el bebé, esa trama es más digna de un culebrón puro, no del drama de ABC. Además, pululaba en esas escenas el aburrido psicólogo y ex amigo de Annalise, un hombre que debe tener algún vínculo con el origen de la trama principal de esta temporada, pero me parece un tipo prescindible y soporífero.

Frank y Bonnie cada vez pintan menos, parece que les tienen ahí porque da pena echarles, pero a mi parecer ya han cumplido su ciclo. Que Frank sea simplemente el follamigo de Laurel le deja en un nivel muy bajo, con lo que fue. Y Bonnie ahora trabajando para otro bufete no me interesa en absoluto, tal vez tuvo su aquel cuando se enfrentó a Annalise en uno de los juicios, pero poco más.

Por último, la escena en el ascensor con Laurel, y más tarde Annalise asistiendo a ese parto prematuro es inolvidable, quedará para los anales de la historia de la televisión contemporánea. Algo menos impactante, pero con la pura esencia de 'How to Get Away with Murder' ha sido el momento en el que el compañero de Michaela se dispara accidentalmente con el arma de Laurel. Todos vuelven a estar metidos en el ajo, y se presenta una segunda mitad de temporada muy interesante. Vuelvo a creer en 'How to Get Away with Murder'.

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