Despidiendo ‘Modern Family’: Los Dunphy-Pritchett (I)

En pocos meses diremos adiós a una de las comedias más populares y reconocidas de los últimos años, ‘Modern Family’. La sitcom familiar se ha convertido en una ficción emblemática después de once años en antena, así que este blog va a despedirla como merece, escribiendo una serie de entradas especiales, cada una de ellas centrada en una rama de este divertido árbol genealógico.

Comienzo con Claire y Phil, un matrimonio que se compenetra muy bien, al que hemos ido cogiendo el punto con el paso de los años. Los guionistas también se han ido sintiendo cómodos con las rarezas de esta pareja, y las de sus hijos, haciendo que Phil cada vez sea más caricaturesco y Claire compita con Monica Geller (‘Friends’) como “la mujer más maniática y controladora de la pequeña pantalla”.

A pesar de sus diferencias, siempre han estado en buena sintonía. Se han ofrecido apoyo mutuo en momentos complicados y ahora son unos abuelos enrollados, que no solo se tienen que hacer cargo de los mellizos de Hailey, sino también del yerno más zoquete que podía encontrar, Dylan.

El matrimonio Dunphy-Pritchett tampoco se ha cortado a la hora de relatarnos alguna que otra trama sexual, siendo la más destacada la de varios San Valentines o sus noches de Halloween. Los hemos visto hacerse pasar por otras personas para encender la llama del morbo, y como no podía ser de otra manera, no suele salir bien.

Claire y Phil deben seguir cargando con sus hijos y sus respectivos problemas, todos ellos se marchan, pero siempre regresan al nido familiar, cargado muchas veces de problemas que traspasan a sus padres, y al resto de la familia. En las primeras temporadas los niños tuvieron menos protagonismo, y a veces incluso más gracia, pero últimamente hacen sombra a los verdaderos protagonistas y estrellas de ‘Modern Family’, roban minutos y escenas a los mayores, devaluando la calidad de la serie.

Haley me parece la mejor de los tres hijos, siempre tan despreocupada, aunque patinó bastante en su etapa de indecisión con el tema de chicos, entre el niñero, el hombre mayor y el eterno Dylan, al que no solo ha terminado cogiendo cariño la familia, también algún que otro espectador. El caso de Alex ha sido más irregular, la oveja negra de la familia suele tener muy buena respuesta para todo, pero a veces le han otorgado tramas absurdas y aburridas.

En resumen, Claire y Phil brillan mucho más en solitario, o en pareja. Como cuando nos hacen testigos del ascenso laboral de ella o de los tejemanejes que Phil se trae con la competencia en su trabajo. Los inventos locos de este padre de familia ya son un clásico también de ‘Modern Family’, hace años siempre acompañado por un pequeño Luke que le servía en ocasiones de conejillo de indias. En cambio, Luke ha crecido, ha sido, inevitablemente, el que ha pegado el salto más grande, y el peor. El benjamín de la familia da hasta grima cuando intenta tener su trama romántica, comportándose como un cromañón, interpretado también de una forma bastante nefasta, muy por debajo del resto del elenco juvenil-infantil.

En mi opinión, el matrimonio Dunphy ha sido el más entretenido de los tres que protagonizan ‘Modern Family’. El rol de cada uno de ellos es imprescindible para que la comedia salga adelante, y si me tengo que quedar con uno de ellos no dudaría en optar por Claire, con un carácter que no decepciona y que todavía es más divertido cuando las cosas no salen como espera, que es muy a menudo. No hay más que ver en lo que se ha convertido su ordenada y pulcra casa.

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