El reality-show veraniego de Telecinco finalizó anoche con uno de los datos más bajos de su edición. '
Campamento de Verano'
ha servido para rellenar la desierta parrilla del canal en estas fechas, aprovechando el "tirón" para ocupar nada más y nada menos que tres
prime-times, con debates, últimas horas y galas en las que no había mucho que contar.
Y es que este experimento no tenía ningún objetivo más allá del entretenimiento, el propio programa se podía saltar las normas, improvisar o castigar a quien creyera conveniente. Sin ir más lejos, en el primer contacto vimos que el llamado "Tribunal de la Convivencia" estaba compuesto por tres esperpentos chillones e insoportables, acorde con el espíritu del programa; presidido por unos presentadores de mercadillo que no estuvieron a la altura de un canal como Telecinco, dando la sensación de estar ante un espacio producido por un canal de televisión local, con todos mis respetos a esos canales.
El ingrediente principal de cualquier reality son los concursantes, y esa baza la han jugado medio bien en Mediaset, eso sí, tirando de reciclaje, porque gran parte del elenco ha participado ya en otros programas similares. Sin ir más lejos,
la mitad de ellos ha estado en 'Supervivientes', coincidiendo muchos en la última edición, una de las más exitosas (Jacobo Ostos, Jeyko, Sonia Monroy...).
La polémica huida de los anunciantes ha vuelto a hacer temblar a Telecinco, tras el caso de 'La Noria' parece que '
Campamento de Verano' ha probado la misma medicina. No obstante, el canal ha anunciado que el año que viene habrá una segunda edición, algo que está por ver, ya que no sería la primera vez que un espacio queda en el aire, son recientes los ejemplos de
'Supervivientes' o 'Acorralados', que funcionaron mejor que este último invento y no han vuelto a ver la luz, supuestamente por problemas de presupuesto, algo que no creo que ocurra con '
Campamento de Verano',
low cost donde los haya.
El concurso comenzó con el huracán Lucía Etxebarria, nueva en estas lides, pero pronto surgieron nuevas polémicas, muchas de ellas provocadas por la propia organización, encargada de meter el dedo en la llaga. La expulsión disciplinaria (e hipócrita, una vez más) de Pedre, los incansables castigos por fumar o comer a escondidas, o las sobreactuadas broncas entre los concursantes han sido los puntos más fuertes del programas tras la salida de Etxebarria.
Para no desentonar, la final tampoco estuvo exenta de polémica,
los tres finalistas dejaron de estar en manos del público para depender finalmente del azar, algo injusto, aunque en la línea de '
Campamento de Verano'. La más perjudicada fue Noemí Merino, partía como favorita para alzarse con la victoria, pero la mala pata de su propia madre llevó a la canaria a un tercer puesto.
Jeyko y José Montalvo se disputaban el premio, dos concursantes que no han dado juego y que no son de los más queridos por la audiencia, pero por descarte y cosas del azar acabaron en los dos primeros puestos. De principio a fin las galas han estado a la altura de lo ofrecido por el programa: pruebas inútiles, ritmo aburrido, presentación insulsa... Un despropósito de programa.