‘Westworld’: la rebelión de las máquinas

Por fin he terminado la primera temporada de ‘Westworld’, serie con la que HBO ha vuelto a ocupar un puesto de renombre entre las cadenas con grandes ficciones. Las plataformas streaming han comido terreno a uno de los gigantes del cable, pero HBO ha demostrado que no solo subsiste del éxito de ‘Juego de Tronos’, y ya está preparando el terreno para cuando falte su gallina de los huevos de oro.

‘Westworld’ es una distopía llena de acción, drama e intriga. Cada capítulo es una vuelta de tuerca que te deja medio loco, provocando un cortocircuito en tu cerebro. No es apta para “pasar el tiempo”, esta serie exige mucho más, necesitas estar atento a todo lo que acontece y atar cabos constantemente. Este laberinto en el que se basa la serie se hace pesado por momentos, liando a la audiencia y dando giros en un guion que ya de por sí es muy enrevesado.

Los diez capítulos que componen ‘Westworld’ me han gustado, aunque opino que es una de las series más sobrevaloradas de la historia. No obstante, también he oído críticas demoledoras que no me parecen justas, porque debemos aplaudir todo lo que es arriesgado, y si no somos capaces de asimilarlo tal vez lo mejor sea centrarse en otros productos, pero no se me ocurriría desmerecer el trabajo de esta gran producción que es un gustazo para los amantes de lo retorcido.

En ‘Westworld’ mezclan los personajes reales con otros ficticios, que forman parte de una especie de parque de atracciones en el que habitan unos robots muy conseguidos. Todo está dirigido por Robert Ford (Anthony Hopkins), un hombre sin escrúpulos con el único objetivo de seguir escalando puestos con su invento, un magnate codicioso. A Ford se le va de las manos el funcionamiento de estas “máquinas”, y a medida que avanza la serie vemos como éstas se rebelan, e incluso superan en inteligencia y destreza al propio ser humano.

Es terrorífico si lo piensas con profundidad, casi tanto como un capítulo cualquiera de ‘Black Mirror’. En HBO alargan durante diez episodios y los que están por venir una historia que podría narrarse en una hora desde la mencionada serie de Netflix. En este caso, ahondan mucho más en cada personaje, por eso en ‘Westworld’ tenemos la ocasión de conocer más a fondo a Dolores o Maeve, dos de las revelaciones de la temporada televisiva. El desenlace de ambas es sorprendente, y a saber lo que nos queda por ver a partir de 2018 con la segunda tanda de capítulos.

Es raro que Hopkins pase desapercibido en el reparto, otros como el también veterano Ed Harris hace un papel mucho más contundente. Harris se mete en la piel del misterioso Hombre de Negro, un villano que nos mantiene en vilo durante las más de diez horas de serie. Insisto en que la sorpresa la han dado Evan Rachel Wood (Dolores) y Thandie Newton (Maeve); en cambio, no comprendo cómo han podido dar cabida a Simon Quaterman (Lee Sizemore), actor que interpreta a un guionista egoísta en el parque de atracciones de Ford, sobreactuado.

El argumento es muy original, y las historias que se crean entorno a los protagonistas no dejan que pierdas la atención. Es una lástima que lo envuelvan todo en un ambiente pretencioso que desmerece a la serie y echa atrás a algunos espectadores que no buscamos tanto engalanado. De todos modos, me quedo con ganas de saber cómo avanzará la trama principal, con el futuro del parque pendiente de un hilo, y de la decisión de los anfitriones. Habrá que volver al Lejano Oeste, o allá dónde nos lleve la realidad paralela de ‘Westworld’.

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