(Contiene spoilers hasta el capítulo 3x11)
Ya escribí acerca de lo nuevo de '
Twin Peaks' tras el estreno de su retorno, y mi crítica fue positiva y esperanzadora para todos los que buscábamos volver a la esencia de aquel pueblo que nos escribieron Lynch y Frost. Ahora que hemos pasado el ecuador de esta tercera, y rara, temporada mi opinión dista mucho de la que di en aquel entonces. De hecho,
me siento estafado.
David Lynch está poniendo a prueba a sus seguidores, y a los fans de 'Twin Peaks' en concreto. Estoy de acuerdo en que la transgresión es el modus operandi de este genio, y ya marcó un hito hace más de dos décadas con la serie original, algo que le va a costar repetir, si es que es eso lo que busca. A Lynch le sobra ego, como a casi cualquier artista que está en las nubes y al que sus seguidores han encumbrado, muchas veces sobrevalorando su trabajo, solo por el hecho de llevar su firma.
Lo que más me chirría de Lynch es su afán por el protagonismo, como si hubiese sido un personaje importante en las tramas de 'Twin Peaks'. Me refiero a Gordon, el detective al que da vida el creado de la serie. Este señor medio sordo es un pesado de narices, y estoy seguro de que si el personaje hubiese estado interpretado por otro actor u otra persona que no fuera el propio Lynch, ni siquiera el mismo director se acordaría de él. El ego de David Lynch puede ser equiparable al de Carlota Corredera. Un plomo.
¿Dónde está Dale Cooper?
Otro icono de 'Twin Peaks' es el inolvidable agente Cooper, viciado al café y a las rosquillas, y con una fuerte predilección por la tarta de cerezas. Estos guiños se han repetido en varias ocasiones a lo largo de estos once episodios, y es un gustazo para los seguidores acérrimos ver estos pedacitos de la serie original, aunque sea en un marco totalmente diferente al que estuvimos acostumbrados en la etapa anterior.
Kyle McLachlan hace un trabajo magnífico, es una ocasión de oro para reflotar su carrera, que tampoco estaba del todo hundida, con papeles importantes en otras series en la última década. Lástima que hasta ahora no hayamos visto ni rastro de Cooper. McLachlan se ha metido en la piel de otros sujetos que lo único que comparten con el agente es el físico.
Destaca la aparición de Dougie, la revelación de la temporada. Este hombre pudo tener su gracia al comienzo, pero todavía estoy esperando a que despierte de esa especie de letargo que ha dejado al personaje en "modo retraso". Todo lo que hace se convierte en lentitud, parsimonia, y es algo que Lynch aprovecha para alargar cada escena. En la otra cara de la moneda está el villano al que también Kyle McLachlan da vida, un señor de pelo largo, con la apariencia de Bob, que no duda en usar la violencia para salirse con la suya. De esta forma, el bien y el mal vuelven a estar representados en la serie, aunque de una forma más enrevesada todavía que en la etapa anterior.
Nuevas tramas que no llegan a cuajar
A medida que ha avanzado la temporada han ido apareciendo un montón de personajes sin relevancia. Y a falta de siete episodios, estoy seguro de que muchos de ellos se van a quedar en el camino, con tramas empezadas, sin cerrar. Este número incontable de tramas y subtramas que se han ido presentado en la primera docena de episodios están inconexas, es difícil encontrar algo que una a todas ellas, y también es bastante inocente pensar que antes de que esto termine todo vaya a cobrar sentido.
Mi teoría es que Frost crea las historias que pueden ser creíbles, o las que al menos tienen una base y algún sentido, mientras que Lynch se centra en cosas como el capítulo ocho, una obra para algunos, y una pérdida de tiempo para otros, entre los que me incluyo. No hablo solo de la dudosa calidad del guión, los efectos dejan mucho que desear, metiendo cortes que no se ven ni en alumnos de primero de carrera, y persecuciones o escenas de "acción" que resultan ridículas, como ver a Shelly encima del coche de su hija, o el atropello de aquel niño en el pueblo, con una madre sobreactuada y anodina, de la que no se ha vuelto a saber nada.
Este es otro fallo de 'Twin Peaks', abre tramas y no las vuelve a tocar hasta que pasan varios episodios, cuando ya no recordamos quién era ese personaje o cuál fue su historia. Esto también es culpa de los escritores, que no dejan que el espectador empatice con ninguno de los nuevos personajes, no se distinguen del resto. A excepción de Laura Dern, aunque aporta más la actriz que quiénes la dirigen; sin embargo, sigo pensando que Diane es un personaje mal aprovechado, ya veremos si llega el momento de unirse con Cooper, y cómo lo gestionan estos lumbreras.
Me gustaría ver más sobre el pueblo, por algo se llama 'Twin Peaks', sino podrían haber creado otra serie diferente, con otro título, y tal vez estaría escribiendo de una forma más amable sobre el trabajo de Lynch y Frost. Showtime tuvo manga ancha con los creadores de la serie, y esto es lo que están haciendo, lo que les sale de la peineta. Seguiré siendo testigo de esta obra bizarra que no deja de ser transgresora, innovadora y diferente al resto de lo que nos ofrece la televisión, eso no significa que sea algo bueno o de calidad. No espero que investiguen un crimen como el de Laura Palmer, pero tampoco estoy dispuesto a que me tomen el pelo, y perder el tiempo con escenas absurdas.