(Contiene spoilers de la 4ª temporada)
Una vez más los espectadores de '
True Blood' estamos divididos. Hay quien dice que la cuarta temporada ha sido la mejor y que la introducción de nuevos
seres paranormales y las tramas de los personajes secundarios han mejorado notablemente; en cambio, también somos muchos los que hemos tenido una percepción totalmente distinta, para nosotros
Alan Ball no ha acertado con las nuevas historias que ha introducido en esta poco tradicional serie de la HBO.
Desde el primer momento pareció excesiva la aparición de nuevos personajes, algunos con más protagonismo que otros, pero al fin y al cabo eso suponía demasiada información para el espectador, y en muchas ocasiones la información (o las incorporaciones) fue inverosímil. Desde la 'novia' de Tara hasta la guapa compañera de Sam, Luna, pasando por otros personajes que ya estaban introducidos en este mundo de fantasía, como Jesús o Tommy (cambiaformas hermano del dueño del Merlotte), por nombrar alguno.
Pero ninguno de ellos ha sido la estrella de la temporada, la verdadera protagonista es sin duda Marnie, o más bien Antonia Gavilán de Logroño (dicho por la propia Marnie suena mucho más divertido). En un principio esta trama de brujas y brujos estaba fuera de contexto en la serie, pero con el paso de los capítulos ha ido cogiendo fuerza y se ha convertido en la gran baza de la ficción. En los dos últimos capítulos la intriga ha estado asegurada, con una bruja capaz de cualquier cosa por eliminar a los vampiros, pero finalmente, y como era de esperar, la brujería no ha podido con la pandilla de Sookie, aunque ha sido inevitable llevarse una vida por delante, la de Jesús, el mal menor. Eso sí, será difícil rellenar su hueco, porque congeniaba de maravilla con Laffayette.
Si seguimos con asuntos del corazón, no se nos puede pasar por alto la relación entre Sookie y Eric, con un Bill que ha pasado más desapercibido que nunca. El vampiro más antiguo del reino ha cambiado por completo, ahora es mucho más sensible, pero tiene un aire robotizado que sigue siendo un tanto inquietante. Al final de la temporada vemos como la rubia no puede decidirse entre sus dos amores y sigue su camino en solitario, pero no creo que le dure mucho, ahora seguro que es el turno de Alcide.
El atractivo hombre lobo continúa en segundo plano, nunca le dan una trama profunda, enseña carne en un par de escenas y vuelve a la cueva. Pero la que sí tiene (o tenía) chicha es su novia Debbie, los celos han acabado con ella, algo que también podíamos prever. Lo que no sospechábamos es que moriría en manos de la dulce Sookie, o que se llevaría a Tara por delante. La prima de Laffayette vaga sin rumbo desde la segunda temporada, y aunque la baja de la actriz Rutina Wesley no está confirmada, ésta tiene todas las papeletas para no volver a pisar Bon Temps, aunque allí todo puede pasar.
Respecto a Jessica, Hoyt y Jason, los tres han formado parte del nuevo triángulo amoroso de la ficción de HBO. A mi parecer,
Hoyt y Jessica tenían mucho que mostrar todavía como pareja, pero parece ser que para los responsables de la serie ya era hora de dar un vuelco a la historia y juntar a los personajes más sexuales de '
True Blood'. Por lo visto su relación no va a ir más allá de los revolcones, pero es algo que dudo, además Jason se ha prendado de la pelirroja, y no es para menos después de probar su sangre...
Por otra parte,
siempre hay unos satélites en 'True Blood' que no aportan gran cosa, pero que hacen bulto y siempre tienen alguna historia con la que rellenar la larga hora que viene a durar cada episodio. Entre ellos se encuentran Arlene, Andy Bellefleur o últimamente también Sam Merlotte.
Podríamos decir que este año la producción de Alan Ball no ha estado a la altura en comparación con los anteriores. Se me ponen los pelos de punta cada vez que veo a Sookie lanzar bolas de fuego como si de 'Dragon Ball' se tratara; y debemos agradecer que hayan aparcado al esperpéntico mundo de las hadas, aunque todos sabemos que reaparecerá. De todas formas, hay que mirar con optimismo al futuro, y es un gusto saber que en la próxima temporada seguramente tengamos la posibilidad de volver a ver al gran Russel Edgington. Para eso tendremos que esperar a la siguiente tanda de capítulos, que estaremos ansiosos de que lleguen y ya no sólo por el regreso del verano que pronto se nos escapa, sino por ese ambiente especial que se respira en Bon Temps.
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