(Contiene spoilers)
En 2013 se emitió la primera temporada de '
Top of the Lake', sobre la que escribí
hace unos meses en el blog. En 2017, cuatro años después, Elisabeth Moss volvía a interpretar a la Detective Robin Griffin, aunque
esta vez la historia transcurre en un terreno más conocido por la protagonista, Sidney.
La ficción australiana tuvo gran éxito en su primera etapa, aplaudida por crítica y público, con unos paisajes y una fotografía que ayudaban a que la serie se sobresaliese en calidad. El guion fue mucho más lento que en esta segunda temporada, aunque nunca han dejado que la tensión muera, a veces relacionada con la trama principal, y otras simplemente por la carga sentimental de los personajes a los que hemos ido conociendo en las dos historias que han narrado hasta ahora en 'Top of the Lake'.
El thriller no ha sido cancelado por Sundance Channel, por lo que podríamos ver una tercera entrega. En caso de ser así, no dudéis de que no se emitiría a corto plazo, para mostrarnos los seis últimos capítulos han tardado casi un lustro, y de seguir podrían continuar con la misma tónica. Además, la segunda temporada no ha sido tan popular como la primera, se le ha dado mucho menos bombo, y la crítica ha estado más centrada en otros proyectos de Netflix o Amazon, en detrimento de la ficción australiana.
'Top of the Lake: China Girl' ha superado a la primera parte, no sólo porque el ritmo haya sido más intenso, sino porque la historia nos llevaba a una realidad más cercana, y dentro de lo que cabe te puedes sentir más identificado con este tipo de personajes y realidad. No solo eso, gracias a la segunda etapa hemos conocido más a Robin y su pasado, hemos entendido mejor a la protagonista, poniéndonos en su piel de una forma drástica.
Vientres de alquiler, y otros asuntos
Los seis episodios se centran en una misma historia que tiene como punto de partida el cadáver de una chica asiática en una maleta. Todas las pistas apuntan a un apartamento en el que conviven la corrupción y la prostitución, una red ilegal de vientres de alquiler que busca el beneficio de sus "chulos", en este caso concreto el de Puss, un tipo sin escrúpulos que regenta esta especie de burdel y arrastra a su joven novia a un mundo poco recomendable para cualquier persona.
Mary es la novia de Puss, una chica rebelde de 17 años que está harta de seguir las directrices de sus padres, divorciados aunque pretenden aparentar que les une una buena relación. La madre está interpretada por una Nicole Kidman que pasa desapercibida, con un personaje que podría haber dado más. En 'Top of the Lake' lucimientos los justos, y en esto juegan muy bien sus cartas, Moss es la única que puede resaltar sobre el resto, y con esto nos vale, porque se come la pantalla en la piel de Robin.
La trama se torna interesante para el espectador desde el momento en el que se descubre que Mary es hija biológica de Robin. Dramas también los justos, en la ficción son bastante directos y no se andan con rodeos, algo de agradecer, por eso el ritmo se me antojó mucho más rápido que en la primera tanda. El caso tiene muchos altibajos, y en todos ellos Robin toma parte de manera activa, quiere desmantelar la red que Puss maneja, y a su vez también está interesada en velar por el bien de Mary, sin que le coja tanta manía como tiene a sus liberales padres.
Tampoco tienen desperdicio otros personajes carismáticos como la compañera alta de Robin o la estricta madame que protege a las chavalas cuando Puss no está. Sin olvidar al informático freak, todo un psicópata en potencia, inolvidable la escena del capítulo final, en la playa abarrotada de gente, enterrado con un arma. Si hay una tercera temporada de 'Top of the Lake', prometo estar atento a su estreno, aunque los medios hayan decidido no dar cancha a semejante obra.