‘The L Word: Generation Q’, ya nada es igual

Los nostálgicos de ‘The L Word’ estamos de enhorabuena, o eso creíamos cuando nos enteramos de la noticia sobre el regreso de una de las series LGBT de referencia en la década pasada. Fue rompedora, con unos personajes que se salían de lo habitual y unas relaciones auténticas, con situaciones y diálogos muy reales.

Showtime apuesta de nuevo por esta serie protagonizada por un grupo de lesbianas del que ya no quedan más que tres mujeres, cada una de ellas siguiendo con su propia vida, lejos de lo que fue el grupo formado hace más de diez años. Bette, Shane y Alice son las únicas supervivientes de la ficción original y su reencuentro es la excusa perfecta para dar el pistoletazo de salida a la nueva tanda de capítulos que vienen con la coletilla ‘Generation Q’.

En España, Movistar Plus es la encargada de emitir semanalmente un episodio nuevo del spin-off de ‘The L Word’, en la madrugada del domingo al lunes, de manera simultánea con su emisión original en Estados Unidos. Es una sorpresa y una alegría que la plataforma cuente con esta serie-nicho que nunca tuvo gran éxito en nuestro país, pero que sus seguidoras y seguidores son muy fieles a las historias que nos cuenta Ilene Chaiken y compañía.

No sé si es apropiado llamar spin-off a esta especie de reboot en el que mantienen a tres de las protagonistas, pero claramente el elenco va más allá de la nostalgia. Las novedades pesan más que las tramas que se quedaron atrás, con un grupo enorme de mujeres de las que solo rescatan tres, aunque guardo la esperanza de que vayan invitando a otras de las habituales.

El nexo entre Bette y Tina sigue latente, en forma de adolescente rebelde. Angelika es la hija que tuvieron las protagonistas de la serie original, y Bette lidia como madre soltera con las travesuras de esta chica en busca de atención, y de pasárselo bien. Además, Bette no ha dejado de ser la mujer recta y estricta que conocimos hace años, ahora involucrada en el trabajo, intentando compaginarlo con su complicada vida familiar y social.

Alice probablemente sea la que más ha madurado de las tres protagonistas que quedan en liza. La periodista tiene su propio programa de televisión y en lo personal está metida hasta arriba en una familia en la que tan solo es bienvenida por su pareja, ya que sus hijos no la reciben con mucho cariño.

Por otro lado, el regreso de Shane en jet privado es una de las entradas más esperadas de ‘The L Word: Generation Q’. Sigue sin sentar cabeza, y no parece que quiera hacerlo, aunque los años también pasan por ella y posiblemente haya llegado la hora de asentarse en Los Angeles, dónde está su verdadera familia, sus amigas (o algunas de ellas). Dejar Nueva York y su exitosa carrera aparcada puede ser muy arriesgado para ella, pero Shane nunca se conforma con lo que le viene dado.

En el primer capítulo se adivina un trío amoroso en el que estará envuelta Bette. A su vez, una trabajadora de Alice es la protagonista de uno de esos vértices, que tiene como tercera en discordia a la jefa de la propia Bette. También resulta interesante el personaje de Micah Lee, un joven transexual que se siente atraído por su vecino guaperas. La vena loser de este personaje y su aspecto de buena gente provoca empatía.

‘The L Word: Generation Q’ puede que necesite tiempo para que se digiera en condiciones, pero no nos han mostrado una historia potente para empezar. El único reclamo es una reunión que se queda a medio gas, con una parte extremadamente reducida del reparto original. Por lo tanto, como serie nueva me parece insuficiente, y si lo analizo como reencuentro lo veo fallido, a medio gas.

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