(Contiene spoilers de la 3ª temporada)
Estuve a punto de abandonar la tercera temporada de ‘
The Good Place’, pero por razones del destino he dado una nueva oportunidad a esta comedia que se me hizo repetitiva a mitad de su última etapa.
Da la sensación de que andan en círculos, sin avanzar en sus tramas y reiniciando a sus personajes cada dos por tres, sin un objetivo claro, sin saber hacia donde están dirigiendo al espectador.
Me apena tener una sensación negativa sobre la tercera temporada de la serie de NBC, porque sus personajes me parecen maravillosos y los guionistas suelen tener momentos de lucidez. La originalidad es un punto a favor de la comedia, pero han abusado del mismo recurso en infinidad de ocasiones, lo que resta el factor sorpresa, y hace que algunos nos cansemos de ver los mismo una y otra vez.
En la recta final hemos sido testigos del pánico que ha sufrido Michael, Eleanor ha tenido que acudir al rescate ocupando su puesto en el nuevo “cielo” diseñado por la divertida Janet. En la penúltima prueba que ponen a nuestros protagonistas, Eleanor y Chidi hacen un gran sacrificio, borran de la mente del chico cualquier recuerdo, lo que hará que no sepa quién es su actual pareja, Eleanor. Parecía que todo iba bien entre ellos, vivían en su paraíso particular, pero la nueva arquitecta se ha visto obligada a prescindir del amor de su vida para no interferir en la felicidad del resto.
La ex de Chidi cobra un papel importante en el tramo final, es una de las nuevas inquilinas del barrio disfrazado de paraíso. ¿Cómo puede acabar una buena persona en el infierno? La hipótesis que lanza la serie en forma de crítica es algo que no se nos debe escapar, los guionistas vuelven a acertar dando un golpe en la mesa, advirtiendo que todos somos cómplices del mundo globalizado en el que vivimos, con todo lo negativo que esto acarrea. Desde la compra de un tomate que viene de la otra punta del mundo, hasta promover de manera indirecta el trabajo forzado de los más desfavorecidos. Tal vez no nos convierta en malas personas, pero en el final de ‘The Good Place’ reflexionan acerca de ello, y el debate ya está sobre la mesa.
De todas formas, no olvidemos que esto sigue siendo una comedia, y no faltan los momentos disparatados, con la descarada Eleanor como protagonista de casi todos ellos. Por su parte, Jason y Tahani se vuelven a distanciar, no son compatibles, y Janet ha ido saliendo de su armario virtual para confesar lo que siente por el joven, un amor que sí es correspondido, aunque a Tahani le duela no ser el centro de atención una vez más.
La cuarta temporada podría o debería ser la última de ‘The Good Place’, pero también es probable que sigan alargando con reinicios innecesarios esta comedia. Otra opción es continuar con la serie como si de unas historias de un grupo de amigos se tratara, porque los protagonistas han conectado con los seguidores de la comedia, pero hacer un ‘Friends’ desde el infierno igual queda algo forzado, y perdería la esencia de la serie. Lo más honesto sería poner fin a esto tras la siguiente temporada, antes de que con tanto reinicio se queden atrapados en el hastío.