'The Big C': nueva filosofía para enfrentarse al cáncer

La segunda temporada de 'The Big C' ya está en marcha desde hace unas semanas, y su protagonista ha regresado con nuevos aires y con otra filosofía que nada tiene que ver con lo que abanderaba el primer año de la serie. Ahora Cathy Jamison está luchando por sobrevivir, ahora le gusta su vida y no la quiere perder, Cathy mira a su alrededor y ve que la quieren, se siente amada y con ganas de vivir.

Como decía antes, no tiene nada que ver con la primera temporada, cuando Cathy era un espíritu que vagaba por la vida disfrutando de cada segundo como si fuera el último, pero siempre esperando a la muerte, sin esperanza. Desde que la maravillosa Marlene murió Cathy siente que debe luchar por no dejar a los suyos, como la vieja vecina dejó lo poco que tenía. Ese perro que despierta tanta ternura y que tantos momentos nos ha regalado para tratarse de un animal de cuatro patas, no se nos puede escapar la escena en la que Paul piensa que el perro ha muerto, pero más tarde aparece tapado con la manta, como si de un fantasma se tratara.

Y hablando de Paul, el marido de la protagonista, no me parece acertado que los guionistas hayan vuelto a emparejar a Cathy con este hombre que es un desastre y que no tiene ningún tipo de sex appeal. Quizás en algún capítulo reaparezca el atractivo Doctor que se prendió de la Señora Jamison, mientras tanto creo que nos vamos a tener que conformar con las payasadas de Paul.

Además ahora no va a estar la familia (y el perro) sola en casa, tienen una inquilina repentina, Andrea. No hace falta mencionar lo surrealista que es la situación, una alumna viviendo en casa de su profesora; pero no vamos a poner trabas a 'The Big C', porque sabemos que esta nueva realidad va a dar mucho juego. Por mi parte, intuyo que la enorme (en todos los sentidos) Andrea terminará teniendo un affaire con el hijo de Cathy y Paul, Adam. El joven está experimentando sus primeras relaciones sexuales, y la presencia de Andrea le puede servir para adentrarse de lleno en ése mundo.

Los que continúan con su singular relación sexual (y no sexual) son Rebecca y Sean, amiga y hermano de Cathy. Ambos esperan un bebé, pero su ilusión frente a la noticia es dispar; encima es reseñable la anécdota sobre el nombre de la pequeña que está por venir, me refiero al episodio en el que Rebecca quiere llamar Cathy a su hija, fue muy buena la reacción de la afectada en cuestión. Por otro lado, Sean está madurando con esta relación, ahora se ducha de vez en cuando y no vive en un parking de cualquier supermercado, aunque se ha roto la esencia del personaje, pero puede que la evolución sirva para encontrarnos con algo mejor.

Por lo tanto, los seguidores de 'The Big C' podemos estar contentos con lo que se nos presenta en la nueva temporada. Los cambios no son bruscos y encima son necesarios en una serie de este tipo; temía que Cathy siguiera con el secreto sólo para alargar la trama, pero han optado por no quemar la serie y seguir por otros caminos que nos harán descubrir nuevas reacciones y situaciones.

Por el momento Cathy ya ha pasado de tirar la toalla a pelear por continuar viviendo, esta vez las tramas puede que sean más dramáticas, con una protagonista afectada por el tratamiento y una familia hundida y bloqueada. De todas formas, no podemos olvidar que 'The Big C' es una comedia negra, y no dudo que nos queda mucho por ver, espero con ansias esos capítulos en los que ríes y lloras a la vez, de la talla de los del año pasado.