'The Affair' T4: Ahogados en el juego del engaño

Showtime ha cerrado este verano una de las mejores temporadas de ‘The Affair’, a la altura de la primera. La cuarta etapa de la serie ha sido criticada por una parte importante de los seguidores, algo que no llego a entender, porque bajo mi punto de vista ha sido una temporada brillante, con una recta final de sobresaliente.

Empezaron con la nueva vida de Helen en Los Angeles, que ha arrastrado a Noah hasta allí. El protagonista ha tenido que rebajarse y mudarse a California, cuando siempre lo ha detestado. Allí empieza a trabajar como profesor en una Facultad, con un comienzo complicado por parte de sus compañeros, aunque no tarda en llevarse bien con los alumnos.

Como no podía ser de otra manera, la directora del centro cae rendida ante el encanto del galán, y avanzan en una relación que va más allá del sexo. De hecho, Noah se vuelca por completo con el hijo de ésta, Anton, un joven que acompañará a Noah y Cole durante la enigmática aventura que los envuelve durante casi toda la temporada. Noah y Anton hacen buenas migas, una relación que se refuerza y a la que afortunadamente los guionistas han dado más importancia que a los constante líos de faldas del profesor.

Por su parte, Helen encara uno de sus momentos más difíciles, la enfermedad llama a su puerta y se instala en el cuerpo de Vik. El doctor desoye los consejos de su pareja, y el cáncer de páncreas que sufre va a más, mientras se niega a seguir un tratamiento. Helen se encuentra entre la espada y la pared, el drama llena esa casa en la que aparentemente solo había sitio para la felicidad, pero las cosas se complican tanto en la pareja que terminan teniendo un affaire, y ambos con la misma persona, la seductora vecina.

El personaje más perdido durante más de media temporada es el de Alison, que vaga como un cuerpo inerte. Conoce a un chico en el trabajo que no le termina de convencer, de hecho él también esconde algo, y es que está casado. Casualmente, Cole se entera del secreto antes que Alison, que tampoco tarda en descubrirlo, y es ahí dónde empieza el verdadero hundimiento del pobre personaje.

A lo largo de los primeros capítulos hemos visto a Cole montado en su coche, en una especie de road trip al que se sumarían más tarde Noah y Anton. La desaparición de Alison preocupa a sus ex, sobre todo a Cole que cada vez se siente menos a gusto al lado de Luisa, aunque su última esposa actúa como una madre para la pequeña Joanie.

Los protagonistas de este inesperado viaje por carretera dan con la fatal noticia que hacer girar ‘The Affair’, Alison está muerta. Lo más impactante llega en el noveno episodio, dividido en dos partes que se centran en la propia Alison, con dos perspectivas para nada compatibles. En la primera descubrimos una Alison calmada que recibe a Ben, su nuevo ligue; en la segunda, en cambio, ella sigue calmada, como si no tuviese sangre en las venas, pero Ben es más agresivo, y termina matando "accidentalmente" a la protagonista.

Este giro hace tambalear los cimientos de la serie, y es inevitable que los espectadores notemos un nudo en el estómago tras perder este gran personaje, imprescindible, aunque a su vez he de decir que de los cuatro protagonistas ella estaba siendo últimamente la más desubicada.

Hubiese sentido mucho más la marcha de Helen, que no deja de crecer, ganando terreno en todos los sentidos. De hecho, la escena final del último capítulo acaba con un plano de ella mirando la ciudad de Los Angeles, sonriendo irónicamente, porque la vida con ella está siendo bastante irónica, y cabrona. La vecina está embarazada de su moribundo novio, dará a luz el hijo que ella no le ha podido ni ha querido dar a Vik.

Una temporada redonda con un giro dramático inesperado. La siguiente tanda de capítulos será la última para la serie de Showtime, un desenlace que no llega tarde, pero que tampoco está mal que justo llegue ahora, cuando la ficción todavía goza de buena salud y puede cerrar por todo lo alto. Confío en las nuevas historias que tengan preparadas los guionistas de este enrevesado thriller dramático a más no poder.

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