Muchos estaremos de acuerdo en que
hemos asistido a la peor edición de 'Supervivientes', si hace tres años la influencia de '
Sálvame' y del estilo de Jorge Javier Vázquez salpicó claramente al reality-show, este año no se han andado con rodeos, centrando muchas de las tramas del programa en polígrafos o imágenes del show de los viernes, y retroalimentándose así a diario en '
Sálvame'.
Puede que ese aire fresco le viniera bien al formato en 2011, después de varias ediciones que pasaron sin pena ni gloria. A decir verdad, el año de Rosa Benito marcó un antes y un después en el concurso, y Telecinco encontró un filón del que se ha querido aprovechar tres años después, pero si
las segundas partes no son buenas, cuando se intenta emular a la anterior son todavía peores. Han vuelto a meter en la isla a un miembro del clan Pantoja, la otra parte del culebrón Benito-Mohedano, habituales de los platós de Telecinco (especialmente '
Sálvame') y unos cuantos jóvenes guapos que han resultado ser un fiasco como concursantes.
Isla Bonita
El principal problema de '
Supervivientes 2014' radicó en la isla que estaba habitada por los guapos de la edición (más Chiqui), no solo eran personajes en su mayoría desconocidos, sino que
demostraron ser un fraude. Siendo los más jóvenes no demostraron ser los más fuertes, ni siquiera los más polémicos, al menos no dentro de la isla, que fueron adelantados por Katia Aveiro, Nacho Montes, Bibiana Fernández o Rafa Lomana, que dieron juego durante su estancia, para bien o para mal.
Además, la audiencia privó a la Pelopony de continuar dando guerra en Isla Bonita, algo que podría haber avivado el fuego del bando de los guapos, pero ni eso, en parte por culpa de la extrovertida cantante, que pidió su expulsión al igual que hicieron después Pascual, Anabel Pantoja o incluso Abraham, que ha terminado siendo el ganador del concurso.
Plató VS aventura
En la edición anterior el plató también fue clave, con Jorge Javier como dinamizador y cizañero, algo que hace de maravilla y en lo que tiene experiencia. No obstante, este año se les ha ido de las manos, los cebos de las galas
se centraban exclusivamente en las apariciones de los exconcursantes (o sus satélites) en 'Sálvame Deluxe': el marido de Chiqui, la telenovela de Rosa Benito, los cuernos de Oriana a Toni, el despertar de Diego Matamoros una vez fuera del programa (aleccionado por su padre)...
En cuatro horas y media de gala no han sido capaces de racionalizar los tiempos, dejando siempre para el último tramo lo que importa en este tipo de concursos, nominaciones, pruebas y expulsión/entrevista. Un despropósito que ha hecho trizas todo lo que fue '
Supervivientes', en su día un reality diferente y visualmente precioso. Al menos nos quedaban los resúmenes y los especiales con
Raquel Sánchez Silva, que sigue salvando el barco con su elegancia y su fuerza.
Recta final caótica
En un principio las audiencias no eran lo que Telecinco esperaba, por lo que decidieron cerrar el chiringuito antes de lo previsto. La sorpresa fue descubrir que
la entrada de Amador Mohedano y la visita de Rosa fue un revulsivo para el programa, así que intentaron estirar '
Supervivientes 2014' con galas y especiales en las que tampoco se ha contado nada especial, en lo referente a la convivencia en la isla.
Tal vez cinco horas de gala no sean suficientes para narrar una final, y por eso en '
Supervivientes' decidieron dividir en dos partes el esperado desenlace,
repleto de momentos de relleno e innecesarias pruebas que tenían como único fin alargar el punto final de la que en dos semanas se convirtió en la nueva gallina de los huevos de oro de Telecinco. Ahora todavía queda un debate final y otro especial para el siguiente lunes en el que seguirán dando vueltas a los
polideluxe y similares.
Este año el título de ganador de '
Supervivientes' se disputaba entre dos aventureros, dos personas que han resistido ante las adversidades. Personalmente no pienso que obligatoriamente se merezca más el premio alguien que aguanta más ante el fuego que un concursante que nos ha hecho reír o pasar buenos
o malos ratos, es decir, uno que da juego.
Abraham ha sido flojo como concursante, pasando desapercibido todo el programa y dudando en abandonar durante la primera mitad del reality.
En definitiva, una edición aburrida que será representada por un concursante anodino.