La segunda temporada de '
Stranger Things' ha presentado varias novedades, siguiendo siempre la estela de su primera tanda de capítulos.
Los personajes siguen siendo la clave de esta historia, que apenas ha avanzado en su segunda etapa.
El hype por cada detalle de 'Stranger Things' me parece exagerado, no creo que la serie merezca tanto la pena como se refleja en redes sociales, pero es de lo mejor que hay actualmente en televisión. Eso no es mucho, a mi parecer el nivel ha bajado en los últimos años, y por eso tengo a 'Stranger Things' en el podium de las mejores series que están en emisión.
Insisto en que los personajes son lo mejor de la serie. Esta vez hemos visto a Eleven apartada de sus amigos, recluida en casa de Hopper, el objetivo del agente era proteger a la chavala. Eso ha hecho Hopper hasta el último momento, cuando de la mano han derrotado a ese ente malvado que les viene atormentando tanto tiempo. O eso creen ellos, porque en la escena final somos testigos de que el mal seguirá presente por más tiempo en ese "tranquilo" pueblo.
Nuevos personajes
La pandilla de Mike es lo más, son cuatro niños ya no tanto super auténticos. Mike ha estado algo amargado este año, alejado de Eleven, y al grupo se ha unido una chica, sin intención de sustituir a nadie, con una personalidad suficientemente arrolladora como para que se le compare con su predecesora. Hablo de Max, una niña guerrera y valiente con buen corazón, y que enamora a primera vista a Dustin y Lucas, que no tardarán en rivalizar por la pelirroja.
Estas historias de amor adolescente no terminan de cuajar con la sintonía de 'Stranger Things'. La serie no pretende ser madura, de hecho tiene tramas más bien infantiles, pero si a eso le sumamos estos ramalazos de serie teen, pierden puntos a pasos agigantados. No hay más que ver la escena del baile, que además sirve como cierre para una buena temporada, pero vaya despedida más babosa. Así no.
Además, el hermanastro de Max me gusta todavía más que ella. Un tipo problemático, bastante repugnante y seguro que con una historia que arrastra y que terminara saliendo a la luz. No creo que tenga tan mal fondo, y puede que la madre de Mike y Nancy termine sacando lo mejor de él, no hay más que ver esa escena llena de tensión sexual, con la madre recién salida de la ducha, y el joven con un pronunciado escote, sin disimular miradas insinuantes. Esto tiene que tener continuación.
Un fichaje frustrado es el del novio de Joyce. En principio pensé que no sería de fiar, lo veía demasiado bonachón, pero resultó ser un buen tío, con fatídico final. Ahora Hopper tiene vía libre, y los guionistas también, para seguir con sus cruces amorosos, que poco tienen que ver con lo que representa la serie. Qué le vamos a hacer.
También trata sobre ciencia ficción
Will ya ha pasado, otra vez, su horrible crisis. Han sacado lo que lleva dentro, como si se tratara de la niña de "El Exorcista". El pobre niño no termina de recuperarse, y puede que aún no lo haya hecho del todo, habrá que ver cómo avanza en la tercera temporada, que la habrá.
Los bichos que han protagonizado los momentos más bizarros de estos capítulos parece que se despiden para siempre, aunque eso es mucho decir. Atrás quedaron las barritas de chocolate y turrón que tanto les gustaban, ofrecidas por un benevolente Dustin. Esta trama del niño y el dragón ser extraño me recordaba a muchas de las películas de la factoría Disney, o similares, que probaron suerte con esa misma fórmula. Y parece que también funciona en 'Stranger Things'.
La ciencia ficción es el eje de la historia, o debería serlo. No olvidemos la carga que lleva en la espalda Eleven; de hecho, uno de los episodios más interesantes es en el que la protagonista se mezcla con su hermana en unas aventuras que poco tienen que ver con lo que conocíamos hasta el momento de 'Stranger Things'. Fue un episodio que me gustó, y no me importaría volver a encontrarme con Eight (Kali) y su grupo de amigos.