‘Stranger Things’ 3x01: Ni sorpresas, ni decepciones

Los guionistas de ‘Stranger Things’ necesitan tiempo para crear nuevas historias y enganchar al público como lo hicieron en la primera temporada. Es una lástima que el tiempo corra en su contra, y los que eran unos niños se estén convirtiendo, naturalmente, en unos adolescentes con las hormonas disparadas. Sin embargo, a juzgar por las tramas que presentan en el primer episodio de la tercera tanda, la serie no ha perdido la tendencia infantiloide que la ha acompañado desde el principio, aderezada con una dosis, cada vez más pequeña, de intriga tenebrosa.

La nueva temporada da comienzo con un grupo de investigadores rusos que están haciendo experimentos. Se puede adivinar que estos engranajes que usan están relacionados con Eleven, los campos magnéticos y las diferentes dimensiones llenas de monstruos y seres extraños que ha atemorizado al grupo protagonista durante los dos primeros años. A raíz de este experimento que no parece salir como los rusos esperan, una fuerza se apodera de la Tierra, y las ratas empiezan a explotar, la energía eléctrica va y viene, y el guaperas de Billy se ve arrastrado por un nuevo bicho en la escena final.

En la preadolescencia no eres nadie si no ligas o no tienes tu amor platónico, y sino te lo inventas. Dustin ha llegado del campamento de verano con una noticia que ha descolocado a sus amigos: ¡tiene novia! Se trata de una tal Suzie con la que intenta contactar, pero en 1985 el Whatsapp quedaba lejos, y el chaval construye una antena para poder hablar con su chica. A pesar de que los protagonistas estén más centrados en el amor que en otra cosa, han demostrado que no dejan apartado su lado friki, y vuelven a juntarse para montar un artilugio que les permita comunicarse con el otro lado, pero está por ver con qué “lado” terminan contactando.

Max y Lucas siguen haciendo buenas migas, de hecho, están saliendo oficialmente. Lo mismo ocurre con Eleven y Mike, que lo tienen más difícil porque se tienen que ver en el dormitorio de la chica enigmática, bajo la atenta supervisión de Jim Hopper, al cuidado de la chavala, ejerciendo de padre protector. No es sencillo para Hopper este papel, que se encuentra de la noche a la mañana a cargo de una preadolescente enamorada, y con superpoderes.

El que se queda descolgado es Will, que ya ni siquiera tiene cara de ser un niño adorable. Todos los actores han crecido, pero puede que Noah Schnapp sea el que más inocencia ha perdido en la mirada, ya no transmite la ingenuidad del principio, aunque hayan mantenido su pelucón. El chico no tiene intención de echarse novia, y así se lo hace saber a su madre, nostálgica por la reciente muerte de su último novio. Además, Joyce (Winona Ryder) vuelve a tener un ente extraño en casa, los imanes de la nevera parece que le intentan decir algo.

Respecto a los más mayores, Nancy y Jonathan siguen avanzando en su relación, algo que el chulo de Steve ya tiene superado. Sin embargo, el heladero no pierde la mínima ocasión para ligar con cualquier clienta, y dar bastante vergüenza ajena, apuesto a que terminará teniendo algo con su compañera de trabajo. Por su parte, Billy Hargrove va a gozar de mayor protagonismo esta temporada, y por el momento le hemos visto ligando con las mamás de la piscina y atacado por una fuerza extraña, ¿será la nueva víctima de ‘Stranger Things’?

Nunca he estado de acuerdo con el hype creado alrededor de ‘Stranger Things’. Ni siquiera me parece una de las mejores series de los últimos años, pero cumplen los requisitos mínimos del entretenimiento, y con eso me basta. Es una ficción ligera que usa muchos recursos fáciles para llegar al mayor número de público posible, sin discriminar en el target. Sus tramas infantiles/adolescentes/teen no faltan, y van a seguir por ese camino, añadiendo más amor en esta temporada, algo con lo que discrepo bastante, pero hay que tragar, es lo que toca.

La ciencia ficción cada vez tiene menos espacio en el drama de Netflix, pero saben dosificarla para que al espectador no le acabe estallando la cabeza, porque no quieren perder audiencia a favor de enredar la historia. Tal vez por eso los responsables de ‘Stranger Things’ hayan decidido tirar hacia un lado más ñoño, resaltando los chistes entre los chavales y el romanticismo juvenil, relegando a segunda fila a los seres extraños que terminarán saliendo de cualquier lugar. Mención especial al abuso de la voz aguda por parte de los chavales, que siguen actuando de maravilla, pero a veces parece que imitan al youtuber de turno.

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