La maquinaria de Netflix no para, y algunas de sus últimas series se han hecho populares por su duración, entre otras cosas. Es el caso de ‘Bonding’ y ‘
Special’, y es esta última en la que me quiero detener,
una comedia que pasa rápido con un protagonista que engancha desde el primer momento, y con muchas cosas que contar.
Ryan Hayes es el protagonista interpretado por Ryan O’Connell, que crea, escribe e interpreta al personaje principal de ‘Special’. La primera temporada de ocho capítulos de unos 15 minutos cada uno está basada en el libro de O’Connell, centrado en su propia vida, la de un chico que sufre una leve parálisis cerebral que decide reescribir su identidad. Netflix se ha atrevido a emitir esta historia poco habitual, y cruda a pesar de no perder el humor y mostrar un caso muy real.
‘Special’ comienza con el deseo de Ryan por emanciparse, al joven se le presenta una gran oportunidad en una empresa en la que le pagarían por contar sus vivencias, aunque para ello tenga que mentir e inventarse una vida que tampoco se aleja mucho de la realidad. Ryan no solo encuentra independencia laboral, se muda a un piso en Los Angeles, alejándose así de su protectora madre, que siempre ha estado junto a él.
Karen, madre de Ryan, es tan dependiente de su hijo como él de ella, pero el chico ha sentido la llamada de la emancipación, por mucho que le duela a la matriarca, que se queda sola después de tantos años pegada a su hijo. La trama de Karen también va cobrando protagonismo, está colgada del vecino, y logra llamar su atención, parece que la relación entre la pareja fluye, pero en el último capítulo hay un pequeño giro dramático que reinicia la vida de Karen, y puede que le muestre la soledad de la forma más cruel.
Las referencias sexuales están muy presentes en la comedia. Ryan está desatado en esta nueva fase de su vida, y quiere experimentar sensaciones que no ha podido o no ha querido tener hasta ahora. El nuevo trabajo es una puerta para abrirse a un nuevo mundo en el que empieza a conocer gente, y a chicos que le atraen, aunque al principio se sienta como un bicho raro. Su compañera de oficina, Kim Laghari, le ayuda a salir del cascarón, Kim se convierte en uno de los mejores personajes de ‘Special’, imprescindible para mostrar la evolución del protagonista.
Los primeros contactos de Ryan con hombres a los que paga a cambio de sexo, las historias que cuenta en el exitoso blog o la decadente relación con su pobre madre son los tres vértices de esta interesante serie sin pretensiones. Mención especial a la jefa del joven, una mujer robótica que carece de sentimientos y desprende superficialidad por todos los costados, otro gran acierto en el reparto. Tal vez la historia de la madre con el vecino se me atragante algo más que el resto, pero cobra sentido en el último episodio, dando un toque dramático que saben gestionar en ‘Special’.