Toca hablar de la tercera parte de
'Skam', serie noruega que cada vez gana más adeptos en todo el mundo, y no es para menos. Su forma de representar a una parte importante de los adolescentes, y de la sociedad en general, es tan peculiar como realista, o al menos consiguen que sea natural. La tercera temporada ha estado centrada en Isak, el amigo de Jonas, ex de Eva.
Es un acierto que todos los capítulos de cada tanda giren en torno a un miembro del grupo, aunque se echa de menos mayor interactividad con el resto de protagonistas, que dejan de serlo cuando la temporada no se centra en ellos. De este modo conocemos más a fondo al personaje principal de turno, disfrutando de sus silencios, sus pensamientos, sus aciertos y errores. En esta ocasión, Isak nos ha traído a Even, un nuevo personaje con mucha miga, de esos que te hipnotizan y enganchan, tan pronto dan una de cal como otra de arena. Por eso Isak ha estado tan inestable esta temporada.
En 'Skam' han tratado de manera natural la homosexualidad, como venían haciendo en anteriores temporadas con las conversaciones en las que estaba metido Eskild, compañero de piso de Noora. Ahora es Isak el que vive en ese piso, aprovechando que la rubia se ha ido a Londres con el idolatrado William, aunque poco le ha durado el idilio, y de eso tampoco han hablado mucho, porque el que nos interesa esta vez es Isak. Tal vez sea un error ignorar de manera tan descarada a la que fue la protagonista absoluta hace unos meses, pero así es 'Skam', y así la queremos.
A lo que iba, las sospechas de que Isak fuera gay comenzaron en el final de la primera temporada, cuando Eva y Noora descubrieron porno gay en el historial del móvil del chaval. En la segunda tanda las sospechas se disiparon, y Eskild confirmó que el chico no es homosexual, lo dijo muy seguro, pero la duda permanecía ahí. No es hasta el tercer año cuando Isak sale del armario, y es reconfortante ver cómo todo su entorno acepta de manera plausible su condición sexual, siendo el propio Isak el último en hacerlo.
Antes de contárselo a sus más allegados, Isak vive una montaña rusa de emociones, casi como la de Noora y William el año pasado. El chico conoce a Even, un tipo atractivo que tan pronto le da esperanzas como le presenta a su novia y se enrolla con ella en su cara. Estos primeros roces fueron los más emocionantes, nadie sabía por dónde iba a salir Even, que volvió loco con tanto cambio a Isak, y también a los espectadores. En los últimos episodios tuvimos la respuesta, Even es bipolar, y sufre un trastorno que se va acentuando a medida que Isak le conoce más. Sin embargo, esto no hace que el protagonista dé un paso atrás en su relación, le apoya e intenta comprenderle, con la ayuda de sus amigos, que también están con Isak en los momentos críticos.
Hasta la ex de Even termina teniendo buenas palabras para Isak, todo termina demasiado bonito en 'Skam', ya veremos si se estropea en la cuarta temporada. Isak también queda bien con la chica a la que usó de tapadera, así que puede que no todo sea tan real como decía al principio, pero nos lo ponen en un envoltorio tan cercano que nos creemos todo lo que nos muestren.
Si me tengo que quedar con algo en esta temporada de 'Skam' no es con la relación de la pareja protagonista, sino con los personajes que sin ser nuevos hemos podido conocer mejor. Dejando a un lado al quinteto de chicas que apenas ha aparecido este año, y cuando lo hacían era de modo disperso, hemos conocido de cerca a los amigos de Isak, unos chicos que solo piensan en ligar y en ir de fiesta, pero que también pueden ponerse serios y demostrar una sincera amistad. Jonas se lleva la palma, es un encanto de chaval, y merece una temporada para él solo, su historia con Eva no hizo justicia a este personaje.
Por otra parte, las conversaciones de Isak con Sana no han sido muchas, pero sí las suficientes para tener ganas de devorar la cuarta temporada de la serie, que se centrará en la joven musulmana. Abrir el debate de la homosexualidad en la religión, o dar argumentos de peso en contra y a favor de la lucha entre la fe y la razón, nos han regalado momentos para enmarcar, no sólo en 'Skam', sino en la televisión en general. Para que luego digan que las series teen son frívolas, pues que pasen y vean.