Siete tramas memorables de la décima temporada de 'La que se avecina'

Esta ha sido la temporada que más corta se me ha hecho en 'La que se avecina'. Trece capítulos me han sabido a poco, al lado de los 19 que emitieron en la novena etapa de la comedia. No es muy común que una ficción nacional, que sobrepasa los 80 minutos de duración en cada episodio, te deje con ganas de seguir viendo más. De todos modos, hablo en términos generales, porque ver cada capítulo en directo desde Telecinco es un suplicio, con cortes publicitarios que van alargándose a medida que se adentra la madrugada.

Sin grandes novedades en el elenco, 'La que se avecina' ha conseguido afianzar a sus últimos fichajes, y ha seguido desarrollando, de manera histriónica y como solo sus guionistas saben, a los personajes históricos que tantos nos gustan. Estas son las siete tramas a destacar del último año:

Tras su abrupta ruptura con Teo, Alba lo ha pasado muy mal, incluso se ha sentido sola, sin amigas, o más bien vecinas, que solo la han querido por el interés, y sus cupcakes. En cuanto compartió una trama con Enrique ya se sabía que algo iba a pasar entre ellos, algo que mantuvieron oculto por un tiempo, hasta que Berta lo descubrió, y más tarde Antonio. Después de una transición llena de zancadillas por parte del Recio, ahora parece que todo avanza de manera "normal", todo lo normal que se puede esperar de 'La que se avecina'. Incluso han transformado el bar en "El Rinconciti de Alba", junto a sus compañeras travestis, que han formado un grupo estupendo con los leones. Nos encantan estos contrastes que se dan en la serie.

Ya está el matrimonio Recio para que parezca que el resto goza de "normalidad". Estos últimos episodios con las rusas y el nigeriano me han dado la vida. Berta se ha ido de retiro porque no aguanta más ser ninguneada por su marido, que ha estado una larga temporada haciendo vida de soltero en el piso de Enrique. De ese retiro se ha traído a un nigeriano bastante salido, así que Antonio ha hecho lo propio trayéndose una rusa, y a su inigualable madre. No negaré que el desenlace era previsible, pero todas las situaciones que han dado juntos en esa casa han sido tan surrealistas que no puedo más que aplaudir. Y pedir que la señora rusa vuelva a la vida de Antonio para un cameo.

Los Cuquis han ganado puntos por separado. Amador ha seguido haciendo de las suyas, mientras que Maite buscaba su camino, a ambos les va bastante peor cuando se separan, aunque no lo quieren ver. La guinda del pastel la puso ella, saliendo con Dafne (Laura Pamplona), una mujer rica y moderna con una casaza que Amador se encargó de destrozar con la ayuda de su hija. Lo de los hijos de los Cuquis es para un capítulo aparte, hemos ganado con su marcha, pero creo que ya es hora de que desaparezcan del todo. Actúan bastante mal, y lo que hacía gracia de pequeños ahora chirría mucho. Bueno, a Ojos de Pollo le dejaría una temporadita más. Queda en el aire la patria potestad de estos padres tan ruines.

La revelación de la temporada. Menchu y Yoli son como los supertacañones de Montepinar, les encanta fastidiar a sus vecinos, y tienen una buena aliada, Fina, que se supera cada año, no encuentra su techo. Las Morcillo han puesto patas arriba la vida de Amador y Teo, y también han dejado tocado a Fermín, y por ende a Vicente. Todavía les queda mucho por recorrer, incluso entre ellas no paran de picarse. Por no hablar de la prima, Clarita, que puede ser su talón de Aquiles, sobre todo el de Yoli. Con ganas de ver cómo nos sorprenderán en la temporada 11, con la vida de Josito en el aire.

Vicente ha pedido matrimonio a Fermín después de disfrutar de sexo desenfrenado con todas las mujeres que se le ponían por delante. La evolución del hombre cojín ha sido notable este año, y ha ganado protagonismo. Fermín sigue siendo uno de los mejores personajes de 'La que se avecina', y después de romper con Menchu se ha vuelto a desahogar en compañía de su otra mitad, Vicente. No hace falta decir que es una boda de conveniencia, pero tal vez lo de Fermín vaya más allá, puede que solo porque esté necesitado de cariño, pero el hombre se lo toma en serio. Nadie se esperaba este enlace, aunque ninguno faltó al convite, ni siquiera Raluka, omnipresente esta temporada.

No me gusta el pianista, no le encuentro la gracia, aunque reconozco que me gustó como hilo para la trama de Chusa embarazada. En el capítulo final hemos descubierto de un modo impactante que la criada de Maite se estaba inventando todo el rollo del embarazo. Chusa sí que ha evolucionado, y tal vez Paz Padilla no gane un Emmy con este papel, pero es de las que solo con aparecer ya te hace gracia, en 'La que se avecina'. Me sigue gustando el tándem que forma con Maite, y hasta hacía que Bruno pareciese interesante gracias a la trama que la ex yonqui se había inventado.

Coque se ha cogido un año sabático, para estar haciendo "no se sabe bien qué" en casa de Enrique de gorras. El veterano conserje ha pintado menos que nunca este año en 'La que se avecina', y sus sustitutos le han dado cien vueltas. Empezando por las adicciones de Carmelito, siguiendo con las manías de Clarita y terminando con el thriller inquietante que trajo el cameo de Areces, fantástico. Seguramente en los próximos episodios todo vuelva a ser como antes, y veremos a Coque en su puesto, pero esta vez sin Nines, a la que hemos visto más suelta en sus pocas apariciones.

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