(Contiene spoilers de la 4ª temporada)
Hemos empezado el año de la mejor manera posible, con la emisión de la cuarta temporada de '
Sherlock'. Es una de esas ficciones que no defrauda, y que
siempre mantiene un nivel elevado, aunque soy de los que opinan que en las últimas entregas ha aflojado algo el ritmo. A excepción del último capítulo de esta temporada, que ha regresado a los inicios con una villana a la altura, y revolviendo en el pasado del protagonista.
Hacía tiempo que no teníamos novedades acerca de 'Sherlock', y la BBC ha decidido que el comienzo de 2017 es el momento idóneo para traer las nuevas aventuras del detective y su séquito. Benedict Cumberbatch se vuelve a poner o no el sombrero de su personaje para volver a deleitarnos con su sublime interpretación. En el primer episodio, Holmes se ha mostrado menos lúcido de lo habitual, el arranque no estuvo a la altura, y el peso recayó sobre Mary, la mujer de John Watson, que nunca me ha gustado. Cuando ya empezaba a coger el punto a esta espía, con tantos secretos desvelados en la temporada, muere de manera fulminante, dejando a Watson desolado, y muy cabreado con su amigo y compañero Holmes.
A rasgos generales, Mary era un lastre para 'Sherlock', sobre todo para la relación de los dos protagonistas, siempre ella en medio, envuelta en un halo de intriga que no descubrimos a qué se debía hasta su último capítulo, el primero de la temporada. Las sorpresas y los giros revolucionarios no cesan en la serie británica, y es algo de agradecer cuatro temporadas después, aunque juegan con la baza de que no son más de tres episodios por cada tanda.
Respecto al segundo episodio, todo pinta mucho más interesante, preguntándonos cómo avanzará la relación entre Holmes y Watson. El ayudante habla aún con su difunta esposa, se le aparece en la cocina, en casa del detective y allá donde va. En este capítulo juegan al despiste, porque no sabemos qué es real y qué ficción hasta el último momento. Además, Sherlock se enfrenta cara a cara con uno de los villanos más repulsivos de la historia de la serie. Toby Jones ('Wayward Pines') le ha cogido el gusto al traje de malvado que le sienta tan bien, y en este episodio se luce como un buen contrincante para el protagonista.
El personaje de Toby Jones lo tiene todo atado, pero Holmes está ahí para deshacer esos nudos y dejar en evidencia al magnate. Sus tretas y sus trucos para dejar en evidencia a este hombre siguen la línea de otros episodios, tal vez por eso no sorprenda tanto, aunque sigue haciendo de la serie una delicia, con un argumento brillante. Sin embargo, del segundo capítulo me quedo con él cliffhanger final, con la revelación del nuevo villano de Sherlock, su hermana.
Sí, cuando creíamos que ya conocíamos el árbol genealógico de los Holmes, aparece en escena una temida Eurus Holmes. Mycroft tenía conocimiento de esta chica, de hecho fue él quién la encerró en una isla, cautiva junto a otros trastornados y psicópatas. Es complicado llegar a ese recóndito lugar a lo Shuttle Island, pero Sherlock, Mycroft y John consiguen entrar tras esquivar en plan "Matrix" una granada 3.0, una escena para el recuerdo, y no por el salto mortal, sino por la conversación que tienen a tres bandas en la cuenta atrás de la explosión.
Aunque sea el episodio más entretenido y que más corto se hace de los tres últimos, esta cogido por los pelos. No nos cuentan cómo hacía Eurus para salir del encerramiento a su antojo, con visitas a John para hacerse pasar por su psicóloga. En la parte positiva del episodio tenemos la reaparición de Moriarty, pero no como un resucitado, sino por medio de un flashback engañoso. Somos muchos los que echamos de menos al verdadero villano de toda esta historia, hasta la fecha ningún otro ha estado a la altura de Moriarty.
Las intenciones con Eurus son buenas, ella no tiene escrúpulos y está bastante ida de la olla, pero que su historia esté cogida con pinzas hace que tenga mis reservas. En este episodio final, Sherlock se enfrenta a sus fantasmas, y se ve en la tesitura de tener que elegir entre la cabeza y el corazón, y de lo segundo no sabe mucho, o no está muy acostumbrado a lidiar con ello. Vemos sus sentimientos hacia Molly, John o incluso hacia su hermano Mycroft, siempre como el perro y el gato, pero protegiéndose el uno al otro.
Las escenas finales las narra Mary, como despedida. Lo que no queda claro es si será una despedida de la esposa de Watson, o un adiós a 'Sherlock' en general. Nos tienen acostumbrados a este tipo de finales, en los que parece que todo acaba, y como broche definitivo podría pasar de manera correcta. No obstante, me niego a pensar que no nos van a volver a regalar una joya como esta, aunque sea una vez cada dos o o tres años, pero 'Sherlock' debe continuar de alguna manera, porque nunca nos deja indiferentes.