'Sharp Objects': Personajes intensos, vidas frustrantes

'Sharp Objects' ha sido una de las series del verano, sin duda alguna. Amy Adams protagoniza este ambicioso proyecto, una adaptación de la obra homónima de Gillian Flynn. Durante los ocho capítulos que dura la miniserie, la protagonista, Camille, se abre al espectador, mostrando sus traumas y debilidades, un personaje complejo que Adams borda en la ficción de HBO.

La difícil relación de Camille con su madre provoca la atención de los espectadores, y no es para menos. Adora es una mujer dura, tras la muerte de su hija, hermana pequeña de Camille, se comporta de una manera frívola, sobre todo con su hija mayor, que ha regresado al pueblo donde creció, y solo lo hace por trabajo. En Wind Gap está ocurriendo una serie de asesinatos que llama la atención de la periodista, que es enviada por su jefe a su localidad natal, a la que se acerca sin ganas.

Allí se reencuentra con su pasado, repleto de fantasmas que no quería revivir, pero es inevitable que ronden por su cabeza en cualquier rincón del pueblo. Camille no deja de ver a su hermana fallecida, y los momentos que pasaron juntas jugando y correteando por Wind Gap. Esta abrupta visita sirve para que conozca a Amma, hermana de la que no sabía nada, Adora está casada con Alan, un hombre que se deja llevar, aunque más tarde descubriremos que no es tan dócil como pretende aparentar.

Amma merece un apartado especial solo para ella, es una adolescente problemática que se comporta de una manera totalmente diferente cuando su madre está presente. La joven hace buenas migas con Camille, que la ve como alguien a quien tiene que proteger, tal y cómo ella asume que no ocurrió con su difunta hermana. La evolución de esta relación entre hermanas es irregular, llena de baches, tan pronto son confidentes como enemigas, sobre todo por parte de Amma, una chica caprichosa y rebelde hasta el extremo.

Tal vez lo que menos me guste de 'Sharp Objects' sea la aparición del agente de policía que ayuda a Camille. En el terreno sentimental repiten una serie de tópicos que no van para nada con el espíritu de la serie, personalmente me llegan a aburrir. No obstante, es necesario ver a Camille en este terreno, para que afloren sus complejos y demuestre que es capaz de llegar lejos por descubrir la verdad sobre los asesinatos del pueblo.

Durante el capítulo final somos testigos de lo pérfida que es Adora, y podemos intuir que fue ella quién mató a su propia hija. Adora usa una serie de brebajes para que sus víctimas caigan enfermas, y así lo hace con Camille y Amma en el capítulo final, siendo Alan testigo y cómplice de todo esto. La sobreprotección de Adora es impresionante, llega a unos extremos inimaginables, especialmente con Amma, que no quiere que crezca, y conservar así la inocencia de la que carece, aunque la madre no lo quiera ver.

Camille es consciente de la situación, y logra salvar el pellejo de las dos, pidiendo ayuda antes de que sea tarde, algo que Amma no fue capaz de hacer. Adora es detenida, y las dos hermanas empiezan una nueva vida en la que parece que las cosas van volviendo a la normalidad, o todo lo normal que se puede en su tesitura.

La escena final de 'Sharp Objects' se guarda un as bajo la manga, algo que los que habíamos leído el libro ya conocíamos, aunque los que tenemos memoria de pez no lo recordáramos. Camille descubre en la casa de muñecas de Amma el diente de una de las víctimas de Wind Gap, y la serie acaba con una petición por parte de la fría Amma: "no se lo digas a mamá".

Este desenlace tiene hasta su gracia, aparte de dejarnos a todos con la boca abierta, lo hacen de una forma original e incluso divertida. Amma es realmente la que mató a las chicas de su edad, y probablemente también a su nueva amiga y vecina. El trastorno de su madre ha sido heredado por la joven, que además no puede disimular su ira y envidia cuando alguien se acerca a alguien que ella admira, en este caso a su hermana Camille.

La miniserie cierra sus ocho capítulos de una manera magistral, aunque el nudo de la historia se hace algo lento. No cabe duda de que la serie es densa, y no es algo casual, no se concibe que se ofrezca de otro modo, pero he de decir que me enganché más con la narración del libro que con la en ocasiones soñolienta forma de contar la historia en la serie. La puerta está abierta para una segunda temporada, algo que a mi parecer estropearía el buen broche final que ha tenido 'Sharp Objects'.

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