'Shameless' post-Monica

Tras la muerte de la matriarca de los Gallagher las cosas han seguido más o menos igual en este barrio remoto de Chicago. Durante los dos primeros episodios de lo nuevo de 'Shameless' hemos visto a Ian pasarlo mal por la pérdida de su madre, es el único de los hijos de Monica que está realmente afectado, o al menos el único que lo ha exteriorizado, incluso llegando a hacerse un tatuaje que no termina como espera.

Por su parte, Carl continúa con la venta de las últimas bolsas de metanfetaminas que su madre dejó como legado, y reparte los ingresos entre sus hermanos. Estos nuevos chanchullos del joven pueden traerle de nuevo problemas, ya estuvo en prisión una vez, y no parece que le tema a volver a la trena. En este inicio de temporada no ha dado tiempo a ver el camino que podría seguir la trama de Carl, pero seguro que los trapicheos vuelven a estar a la orden del día en el entorno de este pequeño delincuente.

Por su parte, Ian continúa desubicado, tal vez por eso eche de menos a su madre, ausente más de la mitad de su vida, pero siempre se ha sentido identificado con ella, por desgracia, tienen en común, entre otras cosas, la bipolaridad de la que no se ha vuelto a saber nada en el caso del pelirrojo. Ian sigue manteniendo contacto con su ex transexual, de momento solo como amigos, y compartiendo local de osos gays para ahogar sus penas. Estos contrastes que a priori no tienen sentido son muy de 'Shameless'.

Fiona no deja de currar, y personalmente prefiero verla atareada antes que con el enésimo ligue con el que sabríamos que la cosa no va a acabar bien. Ahora se ha hecho amiga de una vecina lesbiana que sospechosamente no se separa de ella, muy repentino todo. Esto puede acabar en romance, y puede que a Fiona no le venga mal un cambio de aires, después de la mala suerte que ha tenido en el amor, y cansada ya del sexo fácil. Como cobradora del frac en el edificio del que se encarga de llevar las cuentas no le va muy bien, ahora es cuando la mayor de los Gallagher sufre en sus carnes lo que su familia ha venido provocando a terceros toda la vida. Se enfrenta a sí misma de alguna manera.

Lip lleva tiempo intentando centrarse en su carrera, ahora trabaja como camarero y lucha por no recaer en el alcohol. Con miedo de convertirse en un Frank va pasito a pasito en su recuperación. Lo que no le hace ningún bien es la obsesión con Sierra, la otra camarera con la que tuvo un rollo, que ahora ha vuelto con su ex y a Lip le toca hacer de babysitter cada noche. Un pringado.

Hasta Frank está intentando hacer las cosas bien, aunque dudo que está intención le dure más de media temporada. Ha encontrado un trabajo y le va bien, tanto es así que ya ha tenido un ascenso en lo que dura un episodio, lo más surrealista de lo que va de serie. Su trama está avanzando casi tan rápido como la de Kev y Veronica, con el posible cáncer de pecho del grandullón. Mientras que se recupera del susto, yo sigo esperando a que reaparezca una vengativa Svetlana, detenida por culpa de los Ball.

El pequeño de la familia ha tenido que esperar para tener su primera trama hasta la octava temporada, y no tiene nada que envidiar al resto. En el primer capítulo fue desternillante ver cómo le utilizan en el colegio privado. Ahora entendemos por qué Liam se puede permitir este centro educativo, y es que intentan demostrar que son abiertos y cosmopolita, para eso necesitan niños de "todos los colores". Bastante triste, pero es una buena manera de comenzar para el enano. Además, ahora ha hecho un amigo que vive en una especie de mansión, y lejos de darle asco la casa de los Gallagher, el amigo se lo ha pasado en grande tras ver el desastroso día a día de su compañero. Sin horarios ni vigilancia.

Por último, Debbie parecía que estaba siendo responsable, hasta que en su primera escena saca del transportín del gato a su hijo, al que lleva al trabajo, en un parking. Ya se ha desencantado de Neil, y ha puesto los ojos, y algo más, sobre un compañero de estudios con el que pasa más tiempo en el billar que en la biblioteca, como le asegura a su incauto novio.

La muerte de Monica ha sido más traumática para los espectadores que para los protagonistas de la serie de Showtime, que por cierto ha renovado 'Shameless' por una merecida novena temporada. Puede que el arranque no haya tejido fuegos artificiales, ni haya una trama potente como en otras ocasiones, pero esta comedia dramática sigue en todo lo alto, y hacen que sus capítulos pasen muy rápido, siempre con ganas de ver más locuras de la familia disfuncional por excelencia.

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