(Contiene spoilers)
Showtime ha concluido la primera temporada post-Fiona, y los Gallagher han sobrevivido, a su manera, sin ella. La serie se ha defendido bien a lo largo de estos 12 capítulos, aunque era inevitable echar de menos a la que ha sido protagonista durante los nueve primeros años de la ficción.
La 10ª temporada termina por todo lo alto, con uno de los mejores capítulos que recuerdo de la historia de ‘
Shameless’, bajo un título prometedor: “Gallavich!”. Ha sido un cierre con aire nostálgico, tal vez por eso de que vaya a ser el último cierre de temporada antes del final. La nueva tanda de la serie será la última y definitiva, algo que se veía venir y que nos permitirá despedir a esta desastrosa familia como se merece, con tiempo suficiente.
Mil tramas para Debbie
Parece que la pequeña Gallagher ha tomado el relevo de su hermana. Debbie ha sido la gran protagonista de este último año, con un montón de historias por contar. La pelirroja empezó como tesorera de la familia, gastando el dinero que dejó Fiona en artículos de lujo, para presumir de ellos y después devolverlos. No anduvo lejos de su afán por recaudar dinero y prestigio fácil, convirtiéndose en la nueva pesadilla de Pepa, la viuda del padre de su hija, una trama divertida que hizo que Debbie llegara demasiado lejos, adoptando a una niña para hacerla pasar por su propia hija.
No quedan ahí las ideas disparatadas de estos guionistas, que insistieron en experimentar la orientación sexual de Debbie, emparejándola con una mujer mayor que empezó pagando por tener sexo con ella y terminó compartiéndola con su hija menor de edad. Esto último puede hacer que Debbie visite la prisión, es de las pocas de la familia que quedan por hacerlo. La ausencia de Fiona nos ha dado la ocasión de conocer una Debbie más oscura y desquiciada.
Nos vamos de boda
Como decía antes, el episodio de la boda entre Ian y Mickey ha sido perfecto. Papá Milkovich detrás de su hijo para impedir que se case con un hombre, dispuesto a matarlo a costa de evitar el enlace. Finalmente se casan en un local regentado por una familia polaca homófoba, con el papelón de Debbie haciéndose pasar por novia y con Frank huyendo de la dueña del negocio, viejos conocidos. Liam, por su parte, nos volvió a mostrar su punto adorable, queriendo hacer un regalo especial a los novios.
De una boda sale otra, y a esa espero que acuda Fiona. Se trata de la petición de matrimonio de Kev a Veronica, demasiado tradicional para ser ellos. Los vecinos de los Gallagher han seguido en su línea, creando sus propias tramas, tal vez más desdibujadas y atropelladas que en anteriores ocasiones. En general, este año se ha echado en falta un arco argumental más sólido. No salían de una y ya estaban metidos en otra, todos.
Nueva vida para Lip
Después del momento trágico de Lip despidiéndose de los suyos, parece que el hermano mayor se queda en Chicago. Se niega a cambiarse de estado por Tami, algo que ella no encaja bien, pero termina cediendo en las últimas escenas. Sin embargo, no todo le sale del derecho al chico, que recae en el alcohol tras perder a su novia, el trabajo y su hijo en una misma noche. Lástima que no tuviera paciencia, porque la próxima mañana todo iba a volver a la normalidad.
Frank también cambia de casa, o más bien la ocupa, aprovechando la marcha eventual de su propietaria y nueva “amienemiga” del patriarca. Los guionistas ya estarán preparando un final nefasto para este señor, porque no merece que las cosas le salgan bien, podría acabar, por ejemplo, como el de la versión inglesa, aunque en este caso no podríamos tener a Monica de vuelta. Se la cargaron.
Solo falta mencionar a Carl, y hay poco que reseñar. Está convencido de que vale para ser policía y no va a tirar la toalla fácilmente. El joven se sigue metiendo en líos con el tráfico de sustancias (y personas) ilegales, algo que le llevó a romper con su relación más larga, la hija del sargento, ¿alguien se acuerda de ella?
La temporada 10 de ‘Shameless’ no ha supuesto el desastre que algunos auguraban, pero tampoco ha sabido salir del todo reforzada tras la despedida de Fiona. Puede que Emmy Rossum no fuera el único aliciente para ver la serie, pero ha llegado un punto en el que cualquier excusa es buena para ir cerrando el chiringuito. Once años no son pocos, y así iguala en número de temporadas a su predecesora, ‘Shameless UK’. Pronto se cierra el ciclo, qué pena.