Once temporadas. Eso es lo que ha durado '
Shameless' y también el blog que estás leyendo ahora mismo, pero dejo la despedida para el final y me centro en lo importante,
el adiós a una de mis series preferidas. Los Gallagher dejan atrás un montón de recuerdos e historias surrealistas, la familia más disfuncional de la televisión se despide en su línea, con un final que consigue sacarte una sonrisa a pesar de lo dramático de la situación.
Y para dramas el de la ausencia de Fiona en este final. Todavía no me puedo creer que Emmy Rossum haya faltado a esta reunión. Reconozco que apuntaba alto cuando yo mismo deseaba que personajes como Sheila o Monica (en modo fantasma) reaparecieran en el desenlace de 'Shameless', pero lo de Fiona es imperdonable. Se supone que la actriz ha tenido dificultades para cruzar el país debido a las restricciones por la pandemia, ¿no le han podido facilitar un salvoconducto? No me lo creo.
Dejando a un lado mi desengaño, el resto de la ficción ha estado lejos de ser decepcionante durante estos once años. No se contemplaba otra manera de poner punto final a Frank, su último aliento ha sido como cabía esperar, alejado de los suyos, sin un ápice de compasión por nadie. Sus últimas líneas quedan relegadas en un rincón del salón, en una carta dirigida a sus hijos, culpándolos de todo lo malo que le ha pasado en la vida, por suerte es muy probable que ellos no lleguen a leerla.
Me ha gustado cómo han tratado la demencia de Frank. Sus hijos no se han percatado de la situación del patriarca hasta que no estaba avanzada la enfermedad, siendo Liam el más afectado de todos, queriendo recuperar a su padre a pesar de lo que les ha hecho sufrir. La muerte del protagonista. solo en el hospital, es un reflejo de lo que Frank ha ido sembrando en estos años que hemos sido testigo de sus artimañas, priorizado una pinta de cerveza por delante de su propia familia.
La familia cierra una etapa
La mítica casa de los Gallagher se termina malvendiendo por las malas decisiones que no deja de tomar Lip. El chico tiene dificultades para conseguir dinero y rehacer su vida con Tammy, el niño y el posible bebé que está en camino. Debbie es la primera que se interpone en su camino, ya que se niega a vender la casa, se siente sola y piensa que si dejan de vivir todos juntos esa soledad se agudizará. La pequeña de los Gallagher busca alguien con quien compartir su vida y da con una delincuente que deja en un juego de niños todas las tramas de Debbie y sus hermanos.
Ian y Mickey también están pasando página, en un nuevo barrio de Chicago, alejados de las pandillas, los atracos y las calles repletas de basura. En el West Side todo es mucho más sofisticado, algo que no encaja con Malkovich, pero Ian siempre sabe cómo convencer a su marido para que termine cediendo. Gallavich no es solo una de las parejas más persuasivas de 'Shameless', en toda la televisión hay pocos personajes que encajen tan bien y enganchen tanto como Ian y Mickey, que no paran de crear situaciones inverosímiles y desternillantes. ¿Os los imagináis educando a un crío? Necesito verlo.
Por su parte, el destino de Carl está de algún modo unido al de Kev y Veronica. Hace años era inconcebible pensar que Carl terminaría convirtiéndose en policía, pero lo ha conseguido y ha aprendido pronto a comportarse como un corrupto, siempre tuvo al mejor maestro. Sus aspiraciones parece que cambian en los últimos minutos de la serie, dispuesto a rescatar el Alibi, ahora que sus adorables vecinos se mudan a otro Estado. Kev y Veronica son maravillosos, siempre con las tramas más inquietantes y rocambolescas, aunque es cierto que los últimos años han estado algo más suaves, era difícil superar aquel trío con Svetlana o el perturbador momento sexual con la madre de V.
Todo se acaba
La escena final de Frank ascendiendo al cielo mientras recita su carta de despedida ya es historia de la televisión. Esta imagen triste y celestial contrasta con la del resto de Gallaghers más vivos que nunca, celebrando fuera del Alibi la quema de un coche. Es una imagen que cierra un ciclo, ya que los que hayáis visto la versión británica, la original, os habréis percatado del parecido con la cabecera de esa 'Shameless' a la que los estadounidenses han sabido superar.
Con este análisis no solo acaba una de las mejores series de televisión, llena de grandes personajes y relaciones que atrapan. También llega la hora de dejar a un lado el blog de Fórmula TV, no sin antes agradecer a todo el equipo de la web que me haya dado esta oportunidad de escribir con total libertad, y sin presiones de ningún tipo, en este pequeño rincón de la red. Por supuesto, un abrazo enorme a todos los que me habéis seguido durante más de once años, que se dice pronto, mil gracias por estar ahí, a veces de manera activa y otras de forma silenciosa, pero os he percibido a todos y a todas. No me lo tomo como una despedida definitiva, de hecho, no me gustan las despedidas. Quién sabe, tal vez regrese con nuevas reviews y chapas como esta, al igual que espero que vuelvan algún día los protagonistas de 'Shameless', aunque sea en modo reunión. Ahora sí, llega el momento de dar al stop. GRACIAS.
Comentarios