Hace unas semanas escribí sobre
el piloto de '
Sense8', una de las últimas apuestas de Netflix, y esta vez voy a hacer un balance general de la primera temporada. El primer contacto con la serie no fue del todo positivo, incluso los primeros episodios siguen la misma línea aburrida y desconcertante. Gracias a la paciencia que me han otorgado,
he ido descubriendo una serie que tiene mucho potencial, aunque no siempre ha salido a flote.
A mi parecer, los hermanos Wachosky no han sabido gestionar los tiempos, aunque he de decir que no era una tarea fácil, tratándose de ocho protagonistas a los que han intentado dar el mismo espacio. Se han centrado demasiado en las historias personales, sin hacer el menor caso a la que se supone que es la trama principal, la que envuelve la razón o la raíz por la que suceden estos hechos extraños entre los protagonistas. En el episodio final nos dejan disfrutar algo más de este hilo argumental, pero tampoco mucho teniendo en cuenta que nos hemos tragado 12 horas de serie con muchas escenas insustanciales.
'
Sense8'
no debería reducirse a una "serie de personajes", término nacido tras el final de 'Perdidos', inventado por aquellos que frustrados no encontraban respuestas ni sentido a aquella serie. En la ficción de Netflix pueden seguir muchos caminos y explorar diferentes senderos que pondrían al limite a los protagonistas, y por suerte tendrán una segunda oportunidad para hacerlo. Siempre y cuando aceptemos que estas 12 horas han sido de presentación, y que después vendrá la acción, como en el capítulo final.
Los tópicos también han estado a la orden del día en '
Sense8',
cada personaje representa un cliché, aunque he de decir que han arriesgado con Nomi, un perfil poco explotado hasta la fecha, que se ha llegado a convertir en uno de los personajes favoritos. Me quedo con su novia, Aminata es un sol, igual que el amante de Lito, Hernando, dos fieles parejas contra las cuerdas, como sus respectivos.
Los personajes han estado desdibujados hasta la segunda mitad de la temporada, que ya podías ir haciéndolos tuyos. No obstante, hay historias que no he tragado de principio a fin, como la presencia deprimente de Riley se medio explica en el episodio final o el prescindible Capheus. En cambio, la historia de Lito me ha parecido interesante, aunque muy independiente del resto, y eso que aquí cada uno va a su aire, pero lo de Lito parecía una telenovela aparte. Sun y Wolfgang también han tenido tramas atractivas, mientras que la de la coreana ha ido a menos, la del alemán ha enganchado cada vez más, hasta llegar a lo más alto en la escena con su tío.
Por otra parte, un personaje intrigante como el Señor Whisperer no ha tenido la relevancia que merece, confío en que sus apariciones incrementen en la segunda temporada. Él representa el mal, mientras que Jonas (Naveen Andrews) hace lo propio del lado del bien. Whisperer quiere usar a su antojo a los sensates, utilizándolos como conejillos de indias, algo a lo que Jonas no está dispuesto, ya que los protege como si fueran sus hijos, ¿qué vínculo tendrá con ellos?
La idea es original, pero el desarrollo no es tan apasionante como debería, aburren en muchos momentos y crean lagunas constantemente. Prácticamente no hemos tenido respuestas después de la primera temporada, algo de lo que abusan cada vez más las series. Con '
Sense8' no voy a tirar la toalla, porque la mayoría de sus personajes me han terminado convenciendo, bien sea por las
interpretaciones de los actores o por el argumento de cada historia.
Además, viajar a cada uno de los ocho lugares en los que está basada la serie también tiene su encanto, a pesar de tratarse en muchas ocasiones de chromas o platós, pero no está mal hecho. Me quedo con la segunda mitad, en la que notablemente sube la tensión y el argumento general se asienta, con cada vez más conexiones entre los protagonistas. Ojalá sigan hacia adelante y no den ni un paso atrás en la segunda tanda.