En la tercera temporada de '
Friends' dejamos a los protagonistas en la casa de la playa, y la serie continuó meses después desde el mismo punto en el que lo dejaron, con el
drama familiar de Phoebe como eje central, sin perder de vista la evolución de Ross y Rachel.
Phoebe conoció a su madre biológica, pero esto no es lo más disparatado que ha hecho la rubia en la cuarta tanda de capítulos. Este mismo año, Phoebe se quedaba embarazada, todo por hacer un favor a su hermano, y a la mujer de éste, de avanzada edad. La alocada protagonista decide seguir adelante con este curioso regalo, y disfrutamos de una Phoebe diferente durante esta temporada. Sus cambios de humor, los antojos constantes y la sorpresa de traer al mundo trillizos, y no solo un bebé como esperaba en un principio, eclipsan al resto de tramas.
En el final de temporada dejamos a una Phoebe embarazadísima, con una tripa enorme y sola en el apartamento de Monica, mientras que sus amigos están de boda al otro lado del charco, en Londres para ser exactos. Y es que la historia de Ross y Rachel sigue dando muchas vueltas. Si en la playa Ross salía con la chica calva, en el final de la cuarta temporada, el hermano de Mon se está casando con una británica que conoce gracias a Rachel.
En su nuevo trabajo como asesora personal, Rachel debe encasquetar a Emily, la hija del jefe, a uno de sus amigos, mientras ella flirtea con un cliente, Joshua (Tate Donovan). Ross es el único amigo libre esa noche y termina enamorándose de Emily, tanto es así que su relación se acelera hasta acabar en el altar. Rachel no puede disimular sentirse triste por este hecho, ya que sigue sintiendo algo por el chico que se lió con la empleada de las fotocopias mientras se daban un descanso. Además, a Rachel no le sale del todo bien su historia con Joshua, está tan desesperada por encontrar al Príncipe Azul que termina espantando al atractivo Don Juan.
Finalmente, Rachel opta por quedarse en Nueva York y no asistir a la boda, pero en un arrebato coge las maletas y aparece en la capital británica. Le da la enhorabuena a Ross, se sienta a ver la ceremonia y la sorpresa llega cuando Ross pronuncia el nombre incorrecto en el altar, “…te esposo a ti, Rachel…”. Inolvidable.
La continuación de la ceremonia no es lo único que queda pendiente tras este cliffhanger, uno de los más recordados en televisión. Monica y Chandler empiezan su idilio en el hotel en el que se alojan en Londres. La cocinera está harta de los desplantes de su madre, y encima la confunden con la madre de Ross, así que a la desesperada se acuesta con un Chandler con la moral baja y dispuesto a todo. Por el momento es algo que solo saben ellos, y nosotros.
Tanto uno como el otro han pasado una temporada nefasta a lo que relaciones amorosas se refiere. Monica ligando con el hijo de Richard, una relación imposible, y además en el trabajo sus compañeros la odian. Y Chandler no pudo disimular su atracción por la novia de Joey, una actriz que se interpuso en la amistad de estos dos entrañables personajes, y que no cuajó por los celos de Chandler.
Por otra parte, en la cuarta temporada hay un cambio significativo, y es que Monica y Rachel pierden su apartamento en una partida de póker y se ven obligadas a hacer un intercambio con los chicos. Joey y Chandler se mudan, con el pato y el pollo incluidos, al piso de Monica. Las chicas no están a gusto en el otro y no tardan en tejer una treta para recuperarlo. Lo hacen gracias a un recurso machista y algo desfasado si lo vemos con las gafas del año 2016, pero supongo que funcionaría hace 18 años. Las amigas se enrollan durante un minuto bajo la atenta mirada de sus vecinos viciosos, y así recuperan su hábitat. Penoso.
Revisionando TEMPORADA UNO
Revisionando TEMPORADA DOS
Revisionando TEMPORADA TRES