Prepara el anorak y las botas, volvemos a 'Fargo'

Puede contar historias mejores o peores, pero 'Fargo' siempre deja buen sabor de boca al finalizar cada uno de sus episodios, o temporadas. En la tercera etapa de la serie, Noah Hawley sigue creando historias basadas en la película homónima de los hermanos Coen, y parece que le ha encontrado el gusto a esto de crear tramas ubicadas en Minnesota y con estúpidos asesinatos como telón de fondo.

La gran baza de este año es la doble presencia de Ewan McGregor. De hecho, en la primera mitad de este piloto da la sensación de que se van a centrar en lucir al actor, y no a sus personajes o a la trama de la serie en general. Afortunadamente estaba equivocado, la última media hora del primer capítulo es tan memorable como las anteriores temporadas, y dejan abiertas muchas puertas que seguro nos van a mantener entretenidos durante diez episodios.

McGregor está muy bien en sus dos papeles, interpreta a dos hermanos rivales a los que la vida ha tratado de manera muy diferente. Emmit Stussy es un poderoso empresario que restriega a su hermano toda su fortuna, incluso le enseña una colección de sellos que se convierte en el detonante de una trama criminal. Ray, el otro Ewan, quiere recuperar esos sellos que en parte considera suyos, y así poder mejorar su calidad de vida, que a juzgar por su aspecto no es muy envidiable.

Ray comparte vida con una delincuente a la que ha conocido en comisaría, porque él trabaja entre policías, aunque no sea uno de ellos, más bien se encarga del trabajo "sucio". Por lo que intuimos en el piloto, Ray se ha pasado la vida a la sombra de otras personas, sin destacar por sí mismo, mientras que Emmit ha sido más avispado. Ray se cansa de esta situación y decide dar un susto a su hermano, para eso contrata a uno de los delincuentes habituales de su comisaría, y así poder hacerse con uno de los codiciados sellos.

Hablamos de 'Fargo', no puede transcurrir todo con normalidad, el delincuente del que hablaba es bastante limitado, en todos los sentidos, así que no ejecuta las órdenes tal y como se las da Ray. Una confusión termina haciendo que mate a otro hombre que se apellida igual, y que además tiene parentesco con una agente de policía que no tardará en seguirles la pista. Sin embargo, le va a ser difícil encarcelar al asesino del señor Stussy (la víctima), porque Ray y su novia se han encargado de hacerlo desaparecer.

De hecho, la escena que comparten McGregor y Mary Elizabeth Winstead con el patético asesino a sueldo es lo mejor de este trepidante comienzo. Al piloto de esta tercera temporada le ha costado arrancar, y se podrían haber ahorrado muchas florituras, pero al final ha merecido la pena, y seguro que el enredo que está por venir no nos deja indiferentes.

El fichaje de Ewan McGregor ha sido un acierto, pero irían por mejor camino si se centraran más en optimizar el guion que en dar cancha al actor, que ya tiene suficiente promoción por sí solo. Yo ya me he puesto el abrigo y el gorro de lana, estoy listo para investigar otra sucesión de crímenes absurdos en lo más profundo de Minnesota.

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