'Perdida': Un desenlace honesto y frenético

Antena 3 ha finalizado la emisión de una de sus series estrella para la temporada actual, ‘Perdida’. El drama protagonizado por Daniel Grao no ha destacado en audiencias, algo que suele ocurrir con la ficción del canal en abierto, que se va desinflando a medida que pasan las semanas. En este caso el batacazo no es para nada acorde con la calidad de la serie, llena de escenas frenéticas y momentos de tensión que deberían mantener alerta al espectador.

La llegada de las plataformas streaming, la hora a la que se estrenan los capítulos en la televisión en abierto, los constantes cortes publicitarios o la dudosa técnica a la hora de promocionar sus series, pueden ser algunas de las muchas razones por las que las ficciones nacionales cada vez funcionan peor en la televisión generalista. Hay un bache que Atresmedia ya ha superado, y es el de la duración de cada episodio, rondando ya los aceptables 50 minutos en drama, con temporadas que no son demasiado largas, en el caso de ‘Perdida’ todo se cierra tras el undécimo episodio.

Este debate sobre los inconvenientes para seguir una serie de televisión en abierto da para otra entrada del blog, por lo que me voy a centrar en la entretenida obra que nos ha escrito el equipo de Natxo López. ‘Perdida’ comienza tímida, la acción y la intriga están aseguradas desde el inicio, pero el argumento parece que se queda en la superficie, que no tiene nada nuevo que aportar después de haber visto tantas series policíacas de niñas desaparecidas y padres que lo dan todo por encontrarla.

`Perdida’ tiene mucho de eso, pero aporta novedades y no deja que la historia decaiga en ningún momento, algo muy importante en cualquier thriller que se precie. Además, la ventaja de contar con dos escenarios completamente distintos proporciona un valor añadido que puede enganchar a los paladares más exquisitos. Las imágenes de Bogotá (Colombia) se intercalan con varias tramas que transcurren en el entorno de la Albufera de Valencia.

Lo visual no es lo único que destaca en ‘Perdida', el argumento también tiene muchos matices y una evolución increíble, por lo que es importante dar una oportunidad a la serie, para todos aquellos escépticos que no quieren ver más de lo mismo. Es muy interesante el descenso de Antonio (Grao) a los bajos fondos de Colombia, confinado en una peligrosa cárcel por iniciativa propia para obtener información sobre el paradero de su hija. El papel de Carolina Lapausa como Inma, madre de la desaparecida, va cogiendo fuerza, hasta convertirse en una luchadora intrépida y necesaria para el desarrollo de las tramas de la segunda mitad de la serie.

En el lado colombiano destaca la labor de Ana María Orozco, con un personaje oscuro que a pesar de causar rechazo en los primeros contactos, va desnudándose y vamos conociendo su pasado y el origen de su lado más turbio. El personaje de Milena es una montaña rusa, una villana que carga con un lastre que termina haciendo que el espectador empatice con ella. Además, ella nos trae la mayor parte de los giros impactantes que tienen guardados los guionistas de ‘Perdida’ para el nudo de la historia.

Los once episodios pasan rápido, con una serie de aventuras y tramas de acción que te atrapan. Algunas de ellas las protagoniza la agente que lleva el caso desde España, interpretada por una Melani Olivares irreconocible, probablemente en el papel más maduro y diferente en el que haya visto a la actriz, a veces me recordaba a Blanca Portillo, y eso es mucho, demostrando el potencial de la intérprete catalana.

Puede que el final de ‘Perdida’ no haya sido del todo de mi agrado, con una escena final demasiado feliz para todo lo que ha ido ocurriendo hasta llegar allí. Sin embargo, el camino merece la pena, y cabe destacar que se cierran todas las tramas e incógnitas, por lo que animo a seguir viéndola si eres de los que se rindió por el maltrato de Antena 3 a la serie o por la falta de tiempo. Ya no es excusa.

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