'Pekín Express' sigue siendo único

Independientemente de la cadena que lo emita, 'Pekín Express' ha demostrado en su arranque en Antena 3 que es un formato con mucha vida. Todo apunta a que han mantenido el equipo de las ediciones anteriores, o al menos la estética y el esquema del primer programa ha seguido el mismo patrón de otros años, todo un acierto.

Las pequeñas novedades que han introducido no hacen mal al concurso de aventuras. Las ovejas negras o esa repesca que parece estar por venir son factores añadidos que renuevan el reality sin modificar el espíritu del mismo. Puede que la manera de elegir a las ovejas negras se asemeje al método que emplean en 'Gran Hermano' o programas parecidos para nominar, pero en 'Pekín Express' lo han llevado a cabo sin ser frívolos, sin detenerse en las razones por las que nominan a unos u otros. Menos mal que han dejado claro que lo que prima en este espacio es la aventura, las carreras.

No obstante, 'Pekín Express' no seria lo mismo sin la competitividad, como en cualquier buena carrera que se precie. En el piloto ya hemos podido ver cómo asoman la patita los nuevos concursantes. Cada pareja tiene su estrategia, o su modo de jugar, algunos son más naturales, otros van a machete y los hay que se han equivocado de reality, como el caso de las chonis canarias o los gemelos pacenses.

Por ejemplo, el matrimonio salmantino está fuera de lugar, sobre todo la mujer, que se cree que ha ido a dar un paseo por Birmania, agotándose desde el minuto número uno; aunque esta gente que se derrumba tan pronto puede dar después la sorpresa, o eso o tira la toalla en una semana. Los blogueros han sido los primeros en ganar la inmunidad, algo que no les hace ningún favor, mostrarte el más fuerte puede jugar en tu contra, sobre todo este año que han puesto en bandeja al ganador de cada semana mil maneras diferentes de putear a tu rival más odiado.

La pareja más auténtica es la formada por Aitor y Charo, Antena 3 está encantada con la mezcla de vascos y andaluces, y vuelve a repetir la mixtura en 'Pekín Express'. Estoy convencido de que con el tiempo serán los que más empatía demuestren, ambos parecen pacientes y buenrrolleros, a ver lo que les dura, confío en ellos. En cambio, los cuñados me dan mal rollo, a primera vista ella parece altiva, y él un creído, otra cosa será lo que demuestren en las próximas semanas, porque esto no deja de ser la primera impresión.

Respecto a la presentadora, muchos ojos estaban puestos en ella desde antes de empezar. De nada ha servido, los seguidores de 'Pekín Express' sabemos de antemano que la labor del director de carrera no es tan relevante para el transcurso del reality, le puede aportar un valor añadido, pero nada más allá. El peso está en el casting, el itinerario y la edición de los vídeos. Cristina Pedroche está correcta para ser ella esperaba un despropósito mayor. No se le puede comparar con la gran Raquel Sánchez Silva, que transmitía ilusión y entrega al 100%. Paula Vázquez también estuvo muy bien en su edición, tal vez Pedroche se asemeje más al frío paso de Jesús Vázquez por la última edición emitida en Cuatro.

La joven ha estado sosa en su estreno, además parecía enfadada, y solo se acordaba de sonreír al final de cada frase. Sinceramente me esperaba que lo hiciera aún peor, eso no quita para confirmar que Atresmedia se ha equivocado, hay presentadores mucho más válidos y con más enganche que la sobrevalorada Pedroche. Y se ha equivocado por partida doble, porque 'Pekín Express' en laSexta encaja mucho mejor y tendría menos presión con las audiencias. Y por quejarme, añadiría que la duración es demasiado larga, vendría bien acortar la duración de cada capítulo, o sino empezar a las 22:00 horas, pura utopía. Terminar casi a la una de la madrugada no hace ningún bien al formato.

Para terminar, mención especial a la edición de los vídeos, el montaje sigue siendo tan brillante como en temporadas anteriores. Se nota que han decidido fusionar un poco el estilo de '¿Quién Quiere Casarse con mi Hijo?', pero lejos de equivocarse, a mi me parece un acierto, siempre y cuando sea algo sutil, sin cebarse con el lado tróspido del concurso, que lo tiene.

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