Pocos programas de la televisión actual son tan blancos, entretenidos y emocionantes como 'Pekín Express', y lo más extraño es que la fórmula para saber cuáles son las claves del éxito (relativo en cuestión de audiencias, pero no de calidad). Sólo podemos sacar una conclusión: el presentador del programa apenas varia el transcurso de 'Pekín Express'. Empezando por la espontaneidad y la soltura de Paula Vázquez, y pasando por la (cada vez menos) limitada y sosa Raquel Sánchez Silva. De todas formas, y teniendo en cuenta los rumores que llevan circulando las últimas semanas desde que se efectuara la fusión entre Telecinco y Cuatro,
en mi opinión sería demasiado arriesgado poner a Jesús Vázquez al frente de un programa de estas características, ya que dudo de la capacidad del presentador para conducir un programa tan riguroso y tan poco amarillo (para lo que está acostumbrado a hacer).
Dejando a un lado los pronósticos sobre la conducción de la futura edición del concurso de Cuatro, he de confesar que el tercer año de 'Pekín Express' ha sido para mi gusto el más divertido de todos. Las anteriores ediciones me parecieron más planas y predecibles, mientras que este año ha sido una constante montaña rusa, y cualquiera podía ser ganador en cada etapa, en la misma medida en que cualquier pareja podía ser la derrotada cada semana. Es por eso por lo que creo que este año la suerte y el azar han influido más que nunca en el destino de los aventureros.
Aunque suene extraño, la competición más inquietante no fue la última carrera, en la que las hermanas vascas y Manolo y Marta lo dieron todo para hacerse con el premio, sino la penúltima etapa, en la que los (odiados) azafatos se fueron a casa con una cara de tontos que no tenía desperdicio. Nunca olvidaré el momento en el que Sandra y Belinda consiguieron acercarse más que David y Javi a su propio peso en azufre, y todavía mejor fue descubrir en el ranking final que los primeros en llegar a la meta fueron Manolo y Marta, dejando así fuera del concurso a los egocéntricos y prepotentes ryaneros.
La mezcla explosiva de parejas concursantes es otro ingrediente a tener en cuenta, siempre consiguen sorprendernos con personajes variopintos, desagradables o añorables, pero nunca nos dejan indiferentes. Además este año han acertado en el casting por partida doble, ya que Hilario y Marta han protagonizado una pequeña historia de amor (si se le podría llamar así), mientras que otras parejas estaban destinadas a odiarse mutuamente, como es el caso de los azafatos y las hermanas de Eibar, o las rubias de bote y los manchegos (casi tan insufribles como Patricia de GH12).
Por último, no puedo terminar este minúsculo análisis sin nombrar
el trabajo de los técnicos y de todo el equipo del programa, desde los guionistas hasta los cámaras, que anoche podíamos ver a todos ellos con un vídeo (ya mítico) que ponía punto y final a '
Pekín Express: La Ruta del Dragón'.
Gracias a todos ellos por esos vídeos tan bien montados, con esa música tan bien elegida (a pesar de que a veces hayan sido calcos de series o películas actuales, pero se agradece igualmente). Ningún otro equipo lograría hacernos dudar tanto de quién será la pareja eliminada o finalista en cada etapa,
con esos vídeos que hacen que parezca que todos llegan al mismo tiempo, aunque no sea así en casi ninguno de los casos. Espero que continúen alegrando nuestros sentidos durante próximas ediciones, bien de famosos, o bien de anónimos (pese a que personalmente prefiero infinitamente antes a los segundos).