'Parenthood', una familia real y sin pretensiones

Las series familiares no están en auge, o al menos no son las que predominan a día de hoy. Si en nuestra televisión hemos tenido o seguimos teniendo títulos sonados como 'Médico de Familia', 'Los Serrano' o 'Cuéntame', al otro lado del charco las ficciones que siguen una estela parecida a las series mencionadas son innumerables a lo largo de la historia, pese a no contar con muchas de ellas en su parrilla actual. Tras la precipitada salida de 'Cinco Hermanos' de la ABC el curso anterior, este año nos podemos consolar con la continuidad del día a día de los Braverman, familia protagonista de 'Parenthood' en la débil NBC.

Los Braverman son una familia numerosa que permanece unida pese a las diferencias de cada uno de los miembros del clan. Puede ser que sea debido a la educación recibida por parte de los cabeza de familia, Zeek y Camille. El matrimonio ha tenido varios baches en su largo recorrido, pero a la hora de la verdad se mantienen unidos.

Probablemente sean los personajes más prescindibles del serial, sus tramas no pasan de ser secundarias y la presencia de ambos es en ocasiones nula, algo que se agradece, ya que los momentos en los que han sido protagonistas han resultado ser los más aburridos de 'Parenthood'.

Adam y Kristina son los padres de Max y Haddie (y más tarde también de Nora), ellos seguramente lo tengan más difícil porque tienen que lidiar con la peculiar enfermedad de su hijo pequeño que tiene síndrome de asperger. Esta es una baza con la que los guionistas juegan constantemente, pero siempre sin perder ese toque de realidad característico de la serie.

Haddie, en cambio, está creciendo en las últimas temporadas y con ella crecen también las hormonas, los líos amorosos y los disgustos de sus convencionales padres. Adam es el más tradicional de los hermanos, demasiado en algunos aspectos, como cuando no deja a su hija tener novio o cuando se queda estancado en su trabajo, ese que finalmente pierde.

Sarah es una madre soltera, divertida, juvenil y cercana con sus hijos, sobre todo con su hija Amber. Drew, el último vástago de Sarah es mucho más distante que su hermana, no termina de congeniar con su madre, y aprovecha la convivencia con su abuelo para acercarse a él, como si de la figura paterna de la que en contadas ocasiones ha disfrutado se tratara. A todo esto, Miles Heizer, actor que da vida a Drew, es muy inquietante, se mete en la piel de Drew de una manera asombrosa, ya que es tan anodino como el mismo personaje.

Por el contrario, Amber es fantástica, la relación con su madre es una de las más logradas de la serie, y las escenas que comparten son exquisitas, tanto cuando riñen por el mismo chico como cuando se lo pasan en grande.

Julia Braverman parece que ha salido de otra familia, ella vive en otra esfera, su mundo es (o quiere que sea) correcto e idílico, pero nada más lejos de la realidad. Su matrimonio muchas veces funciona gracias a que su marido cede incondicionalmente. La abogada de la familia es exigente y perfeccionista, pero no siempre consigue todo lo que quiere, prueba de ello es el segundo hijo que quiso tener.

Joel, su marido, es el encargado de la educación de su hija Sydney, hecho que crea situaciones incómodas y a la vez graciosas, como cuando Julia quiere influir en las decisiones de la niña o cuando Joel pasa demasiado tiempo con otras madres. Un carácter muy fuerte el de la pequeña Braverman, pero atractivo, uno de los mejores de 'Parenthood'.

Por último, Crosby es el menor de los hermanos, a lo largo de la segunda temporada el rebelde Braverman ha madurado y se ha convertido en un padre responsable y ejemplar. Pese a convertirse en padre de la noche a la mañana Crosby cuenta con el apoyo de su hijo Yabbar, que siempre se apoya en él. A su vez, la madre del pequeño, Jasmine, después de sus vaivenes continúa confiando en el padre de su hijo, que excepto sus meteduras de pata sigue siendo el más noble de la familia.

A rasgos generales, 'Parenthood' es una serie sin pretensiones, a la que no es fácil engancharse, ya que no juega con la intriga o el misterio. La ficción de NBC simplemente tiene como objetivo contar el día a día de una familia que tiene los mismos problemas que podríamos tener cualquiera de nosotros, sin forzar situaciones ni engañar al espectador.

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