'Paranormal': Un cóctel excesivo de maleficios, fantasmas y momias

Cuando leí que Netflix iba a lanzar una serie egipcia de terror no dudé en que le daría una oportunidad. No es habitual poder acceder desde España a la ficción creada en Egipto, un país lejano y desconocido en el ámbito de las series de televisión. Algo bueno que tiene la famosa plataforma es que nos da la ocasión de conocer proyectos de todos los puntos del globo terráqueo.

Una vez vistos los tres primeros episodios de 'Paranormal', lo que supone la mitad de la miniserie, puedo decir que estamos ante una especie de collage de terror que no termina de encajar. Cada uno de los episodios parece que cuenta una historia diferente, aunque no es así, de algún modo todo está conectado y la conexión principal son los protagonistas, concretamente la pareja formada por el profesor egipcio y su ex compañera británica, que llega al país árabe en el año 1979 para reunirse con el que fue su amigo durante su etapa estudiantil en Escocia.

Por lo que vemos en el primer capítulo, parece que nos enfrentamos a una serie en la que las casas encantadas tienen un peso importante. Se centra en la infancia del protagonista y sus amigos y familiares en el Egipto de 1940, aunque de exteriores andan justitos y esa parte de la historia se podría haber situado en cualquier otro lugar. En este relato oscuro no falta una niña malrollera que intuimos que es un espectro que perseguirá a los chavales hasta el fin de sus días.

Cuando pensamos que la casa encantada va a formar parte del eje de ‘Paranormal’ nos chocamos de bruces con un segundo capítulo en el que ni se menciona aquella mansión. Cambiamos a la niña-fantasma por unas momias y unos maleficios de los que la pareja protagonista se tendrá que librar. Los dos vuelven a juntar sus habilidades en una nueva aventura del tercer episodio, esta vez en pleno desierto, rememorando el inicio de "Aladdin" con una cueva que sale de la arena. Lo que no cuadra tanto es el gorila que nos vuelve más locos que el oso polar de la isla de 'Perdidos'.

'Paranormal' podría ser pasable si al menos no fuera tan cutre. Los efectos especiales dejan mucho que desear y los saltos en la narración son inexplicables. Por no hablar de la caracterización de los personajes, con una oferta en pelucas 2x1, una para la mujer británica y otra para la pequeña fantasma que recuerda a Chabelita y atormenta a los protagonistas de la ficción.

Si eres amante del terror y tragas con todo lo que sea del género no te voy a impedir que la veas. Incluso yo terminaré los tres episodios que me faltan, llámalo masoquismo. Para más inri, los guionistas aderezan esta miniserie con una trama digna de telenovela turca. El profesor está prometido con su prima, de la que realmente no está enamorado, aunque es una buena muchacha. En cambio, la tensión sexual no resuelta entre el protagonista y la británica salta a la vista desde el primer momento.

Aplaudo la ambición de Netflix y del equipo egipcio que se ha atrevido con semejante batiburrillo de tópicos de terror, pero es una serie nacida para pasar al cajón del olvido. 'Paranormal' podría haber sido algo grande con una reconstrucción de arriba abajo, empezando por reducir el exceso de seres sobrenaturales, y abriendo una ventana al espectador a un Egipto real, con más exteriores y menos cartón piedra. Otra vez será.

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