(Contiene spoilers hasta el capítulo 5x03)
Netflix nos ha brindado la oportunidad de devorar la quinta temporada completa de '
Orange is The New Black' en un solo fin de semana, y habrá quién lo haya hecho. Sin embargo, a mí me gusta exprimir la serie, es una de mis favoritas y no soportaría ventilarme los trece capítulos en dos días, sabiendo que tendría que esperar un año más para volver a tener noticias de Litchfield. Por el momento, ya he avanzado hasta el tercer capítulo, y contaré
el sabor de boca que me ha dejado este inicio de temporada.
La cuarta etapa de la serie acabó con Daya apuntando a uno de los policías más corruptos de la renovada para mal cárcel. Todo apunta a que este año los trece episodios estarán centrados en el motín que protagonizan nuestras chicas, a tiempo real y con muchas historias cruzadas que ya están haciendo babear a los más adictos al mono naranja.
El misterio de la pistola
Las latinas están al mando desde el principio del motín, concretamente Daya, que es la que porta el arma de uno de los funcionarios de prisiones. La delincuente no es experta en estas lides, y salta a la vista cuando a la primera de cambio le roban la pistola en el despacho de Piscatella. Tres episodios después, seguimos sin saber quién es la presa que ha abatido a Daya, que solo intentaba ponerse en contacto con su madre, fuera de prisión desde la pasada temporada.
La inocente Daya ha intentado mantener el paripé, haciendo creer que todavía tiene la pistola, aunque esto ha disparado las dudas de los agentes secuestrados, que han visto cómo todo es un farol, y ahora puede que tiren del hilo para hacerse de nuevo con el control. Sin embargo, los funcionarios de Litchfield nunca han destacado por su perspicacia, siempre han sido bastante ridículos y muy justitos, así que no es de extrañar que las chicas estén por encima de ellos unos cuantos capítulos más.
No olvidamos a Poussey
Recordemos que el inicio de toda esta revuelta es la muerte de la adorable Poussey. El agente Bayley mató, sin querer, a la novia de Soso, dejando en un duelo permanente a las negras, especialmente a su mejor amiga, Taystee. Los guiños hacia este personaje no han cesado, y las negras quieren justicia, algo que el resto de las presas no tienen tan presente, y prefieren pedir tampones con aplicador o mejores colchones a cambio de liberar a los rehenes.
Por su parte, Bayley se ha entregado a la policía, o lo ha intentado, totalmente borracho, así que no le han tomado en serio, alargando más todavía el momento en el que las fuerzas policiales se enteren de lo que está ocurriendo en Litchfield. Un puñado de policías están fuera de la prisión, pero han determinado que es peligroso entrar en ella con esas mujeres accediendo a cualquier tipo de arma, con rehenes incluidos.
Una nueva intrusa
De todas las tramas disparatadas que se han ido creando en este inicio de temporada, me quedo con la de Linda. Un personaje que me sobraba por completo en la etapa anterior, pero que ha cogido fuerza en estas tres entregas, y como hemos visto en el capítulo centrado en ella, esta mosquita muerta puede ser tan despiadada como las protagonistas de la serie, que se anden con ojo las presas de Litchfield.
Linda se hace pasar por una chica que lleva poco tiempo en la cárcel y que ha pasado desapercibida, además se ha inventado una historia de falsificación de documentos y se ha ganado el favor de algunas de las chicas más duras. Sus cómplices desde el primer momento han sido Piper y Alex, que son las más blandas de la plantilla, no apoyan el motín, y temen las consecuencias, algo en lo que no piensa el resto de reclusas, y podría ser brutal lo que venga después para este grupo de mujeres.
Caputo ya ha descubierto que Linda está metida en Litchfield, pero debe disimular si no quiere ponerla en peligro. Por otro lado, Red está obsesionada con Piscatella, el funcionario más agresivo de todos, y puede que haya descubierto parte de su vida privada, como que es homosexual, algo que el resto de presidiarias no creen que sea para tanto, un servidor tampoco. Flaritza ya es un hecho, Flaca y Maritza siguen muy unidas, ya sin el peligroso agente que abusa de la segunda al acecho, porque después de un disparo y varias fechorías más el hombre se ha quedado para el arrastre. Y tiene de compañeras de habitación a Suzanne y su ligue, todo muy loco.
Va a ser complicado mantener el ritmo diez capítulos más, teniendo en cuenta que todo se va a centrar en el motín. Lo cierto es que material no les va a faltar, con las tramas que han ido creando, y las que quedan por venir. No olvidemos el intento de fuga de Judy King, o las nazis a su aire, contra toda la que se mueva. Va a ser difícil resistirse a maratonear lo nuevo de 'Orange is The New Black', se hará lo que se pueda.