(Contiene spoilers del capítulo 7x01)
Está confirmado que la séptima tanda de ‘
Orange is the New Black’ será la última, y
parece que el desarrollo de la historia va a estar más lejos de Litchfield que nunca. La temporada anterior terminó con la salida de Piper de prisión, y en el primer episodio que ya ha lanzado Movistar+ junto al resto de los capítulos, vemos a Chapman intentando rehacer su vida fuera de la cárcel, alejada de su esposa, Alex Vause.
En la última escena nos muestran cómo ha cambiado la perspectiva de las dos protagonistas en poco tiempo. Alex siente que Piper ya no recuerda el Universo que tenían montado dentro de Litchfield, con sus conversaciones banales que se convertían en lo más interesante del día, o las trifulcas con cualquier otra chica que pertenezca a un grupo diferente al suyo. Chapman ahora está centrada en encontrar un trabajo para poder pagar sus deudas y sobre todo para independizarse de casa de su hermano, dónde se da cuenta que no es bien recibida.
En su primer encuentro tras la salida de Piper, ambas se ocultan información. Chapman hace como que todo le va bien, cuando realmente acaba de perder el trabajo y su hermano le ha dado una semana para encontrar otro techo bajo el que cobijarse. Por su parte, Alex tampoco ha sido sincera, a su mujer solo le importa que no se meta en problemas para que pueda salir cuanto antes, pero las malas noticias no han tardado en entrar a su celda, y uno de los polis corruptos la ha señalado como su siguiente mula. Vause debe encargarse de vender la droga que el funcionario de prisiones le pasa, con los peligros que conlleva.
La corrupción a la orden del día
Como viene ocurriendo en ‘Orange is the New Black’ desde la primera temporada, entre los funcionarios de prisiones siempre se distinguen dos bandos. Por una parte están los que hacen su trabajo sin excederse, normalmente adquiriendo el papel de “poli bueno”, y luego están los que no tienen escrúpulos, tratan mal a las presas y en ocasiones trapichean para llevarse buenos beneficios. Alex ha topado con uno de estos últimos, y parece que se le va a complicar la temporada final de la serie.
Piper no es la única que está fuera de Litchfield, seguro que pronto vemos el día a día de Sophia Burset, pero hay otra que lleva más tiempo que las anteriores en libertad, Aleida. La madre de Daya ha vuelto a entrar en un bucle de tráfico de drogas que le está llevando a los bajos fondos, incluso con un policía en casa. La latina no está enamorada de este hombre, cada vez siente mas indiferencia, o incluso repulsión hacia él, pero le conviene tener cerca al "enemigo", para así librarse de los castigos que puedan estar por venir, y porque es su cómplice, hasta cierto punto.
Daya tampoco ha dejado los problemas, de hecho, se está esnifando la droga que entra en Litchfield de la mano de su madre. Es un personaje débil que cae fácilmente en este tipo de adicciones, y ahora que ha perdido a su guardaespaldas, probablemente por su culpa, la caída puede ser más fuerte. Papi nunca ha sido un personaje relevante, pero puede que su muerte marque de alguna manera la temporada final de la serie de Netflix.
Las de siempre
En el primer episodio de la última tanda no hay tiempo para centrarse en todas las protagonistas, siendo Alex y Piper las que más minutos roban a la pantalla. Sin embargo, confirmamos que la amistad entre Pensatucky y Crazy Eyes sigue adelante, con el remordimiento de ésta última por lo mal que lo está pasando la nueva Taystee, ahora en el mismo modulo que muchas de las que fueron sus amigas.
Black Cindy también arrastra la culpa por lo que está sufriendo Taystee, que se enfrente a una pena de muerte por un delito que sabe que no cometió, pero que podría sacrificar su seguridad, y su vida, si delata a los verdaderos responsables de la muerte de Picatella, algo que queda ya muy lejos. Seguro que a lo largo de la temporada solucionan este problema que lleva al drama absoluto a una de las presas más risueñas y bonachonas de Litchfield, aunque todo se empezó a torcer con la muerte de Poussey, ¡que lo superen ya!
Por último, el toque de humor de Nicky no falla, con una Lorna más serena, centrada en los pocos recuerdos y fotos que tiene de su bebé. Gloria y Red siguen reforzando su extraña amistad, encerradas, separadas por una pared de hormigón, pero unidas ante la adversidad, como siempre ha ocurrido en Litchfield.