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Nunca es tarde para ver 'Sin Identidad'

Martes 24 de Noviembre de 2015 13:09
 

(Contiene spoilers de la serie)

Recientemente decidí dar una segunda oportunidad a la serie que Antena 3 cerró definitivamente este verano. En 2014 se estrenó 'Sin Identidad', y vi los dos primeros capítulos, con una premisa que me pareció interesante y unos personajes con mucho que ocultar, y que contar. Sin embargo, el miedo por que alargaran la serie debido a su éxito, hizo que me replanteara continuar con ella Además, las series nacionales tienen una duración que ronda los 80 minutos y seguramente en aquel momento estaría saturado de series, y alguna había que dejar en la estacada.

No me equivoqué abandonando prematuramente 'Sin Identidad', porque ahora he podido devorar sus dos temporadas al completo a mi ritmo. Cada final de capítulo te deja con ganas de más, y a pesar de pasar holgadamente la hora de duración, los episodios no se hacen tan largos como cabe esperar, aunque el ritmo en ocasiones sea algo más pausado de lo que a mí me gustaría, sobre todo en algunas tramas o personajes.

Con todo, 'Sin Identidad' cumple su cometido, no sólo entretiene, hace pensar al espectador creándonos cábalas enrevesadas, y nos regala un final concluso con el que sus seguidores nos podemos quedar satisfechos. Y lo digo porque cierran prácticamente todas las tramas, dejando una puerta abierta a una continuación que probablemente no se lleve a cabo, aunque también queda bien como final impactante, y algo previsible.

Nunca es tarde para ver 'Sin Identidad'

Empezamos por el final

El final feliz de María no me gusta, para empezar no soporto a la niña que adopta (debe haber niñas mejores en los castings), su hermana de mismo nombre, y tampoco creo que Pablo haya sido el hombre de su vida. Han pretendido darle un toque tradicional a la serie que no viene a cuento, porque María está hecha de otra pasta, después de tanto tiempo con odio y rencor, y pasándolo tan mal lejos de España, no me parece creíble que de la noche a la mañana recupere la felicidad y la tranquilidad.

Toda la serie es fascinante, pero en el episodio final hay varias cosas que no me convencen, habría terminado la ficción un capítulo antes, con Enrique huyendo a México, sabiendo nosotros que María le sigue la pista. Queda muy atropellado que ella se cuele en su hotel con una cabeza de cerdo, le haga pegarse un tiro a miles de kilómetros de casa y regrese tan campante a España como si fuera invicta.

Lo de Amparo ya es otro nivel, me encanta este personaje, por muy hijaputa que sea. Es de esos que consiguen hacer sentir a través de la pantalla, siendo tan mala que hay momentos en los que te la crees y todo, y piensas que en el fondo es buena chica, pero no, en cuanto puede mete la puñalada, principalmente a María o a la familia Vergel. Nos engaña incluso a los espectadores. El personaje está perfectamente escrito, tanto como el de Fernanda, a la que fue una pena perder tan pronto. No obstante, Verónica Sánchez pone mucho empeño, sorprende después de haberla visto en 'Los Serrano', donde no podía sacar todo este potencial que ha demostrado en 'Sin Identidad', ella es la revelación de la serie.

Un elenco brillante

El reparto tiene sus baches, o malas decisiones, pero en general está muy logrado. Empezando por la protagonista, Megan Montaner hace una primera temporada redonda, aunque en la segunda parte resbala algo, tal vez por el personaje que toma un cariz un tanto intenso y agota al espectador. Es lógico en este tipo de series que la protagonista termine cansando y el espectador se ponga de parte del enemigo, más carismático y auténtico. A mí me pasó con la mencionada Amparo, y a veces hasta con Enrique, aunque eso puede ser porque Tito es mucho Tito, y tira mucho.

Lidia Bosch también hace algo diferente a lo que habíamos visto de ella muchos de nosotros, el temperamento de su personaje traspasa la pantalla, es una mujer muy tradicional que fácilmente nos saca de quicio, pero es imprescindible en la serie. Igual que su marido no la ficción, Jordi Rebellón me sorprendió por su salida de la serie en la segunda temporada, necesaria para crear impacto, además el padre de María era demasiado bueno como para seguir en ese nido de víboras, no pudo sobrevivir.

Por su parte, Victoria Abril fue uno de los reclamos de la primera temporada, su personaje me encantó, y me hubiera gustado verla en la segunda etapa de 'Sin Identidad', aunque todo sería tan diferente que mejor no arriesgarse. En cambio, Daniel Grao o Eloy Azorín no me terminan de convencer, han hecho otros papeles mejores, pero aquí sobran en ocasiones y entorpecen la evolución de las tramas de María, con historias de amor que para mi gusto no tienen cabida en una serie como esta, no al menos con la importancia que se le ha querido dar a un triángulo soñoliento. Y por último, Miguel Ángel Muñoz, que ha demostrado que no solo es un chico guapo, está correcto en la piel de un personaje que le viene como anillo al dedo, y protagonizando uno de los desenlaces más sorprendentes, e inevitables, de la serie.

Historias que atrapan

Todo empezó como si fuera otro relato acerca de los niños robados, pero la trama de María iba mucho más allá. El robo de las monjas se queda en una anécdota cuando destapamos la venganza que lleva años hilando la protagonista. Además, a medida que se desvelan los pocos escrúpulos de la familia nos enganchamos más a la ficción, los Vergel no conocen límites, y se nota que María ha convivido casi 30 años con ellos.

Hay otras tramas secundarias que han pasado más desapercibidas, pero no dejan de ser interesantes, como el affaire de Luisa con una joven que trabaja para ella. Lo reprimida que es la madre adoptiva de María queda patente tras conocer ese secreto suyo, a partir de ahí la entendemos un poco más, y es que en el fondo Luisa no es mala, teniendo en cuenta lo que tiene alrededor. Su principal error es idolatrar a su hermano, ese lobo con piel de cordero para ella.

La caracterización de los personajes es otro punto a favor de 'Sin Identidad', Amparo y María cambian de manera sutil con el paso de los años, y es algo que no solo centran en el corte de pelo. La forma de hablar de las actrices, la vestimenta y los gestos faciales son detalles que han tenido en cuenta, y se nota.

Aplaudo que hayan querido cerrar la serie tras dos temporadas, sería estúpido alargar una historia que funciona con poco más de 20 capítulos, aunque nos quedemos con ganas de más. Prefiero sentir necesidad de ver otro capítulo tras el final de la serie, antes que cansarme de ella a medio camino y tener que abandonarla porque alargan el momento cumbre de la venganza, como pasó a muchos con 'Revenge', ficción con la que tanto la comparamos en su inicio. En poco tiempo la serie de Antena 3 demostró que pudo seguir su propio camino, y superar a la americana.

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