(Contiene spoilers)
Hulu y BBC Three han dado luz a uno de los dramas más aplaudidos del año, mostrándonos una historia de amor más corriente de lo que cabe esperar, una importante vuelta de tuerca al manido “chico conoce a chica”, o viceversa. Starzplay ha estrenado recientemente en España la serie irlandesa, protagonizada por los jóvenes Daisy Edgar-Jones (Marianne) y Paul Mescal (Connell).
Lo que más me gusta de '
Normal People' es la preciosa forma en la que nos presentan esta historia que transcurre a través del tiempo, sin olvidar la importancia de
la química que existe entre la pareja protagonista. Sus conversaciones profundas y los lugares en común de Marianne y Connell hacen que el espectador también se enamore de ambos.
Por el contrario, ha habido momentos en los que los 30 minutos del capítulo se me hacían eternos. Demasiadas idas y venidas, unos saltos en el tiempo que no siempre eran fácil de captar y una extraña relación que solo comprenden ellos dos. Su entorno vive ajeno al enamoramiento de la pareja, en cambio, los seguidores de 'Normal People' somos conscientes de este amor que se empeñan en mantener en secreto. Me arriesgo a parecer simplista al confirmar que “no son felices juntos porque no quieren”.
No se trata del típico amor imposible en el que el chico pobre se debe conformar con estar con la chica rica a espaldas de una familia que no acepta la relación. Marianne vive con todas las comodidades, pero es suficientemente libre como para decidir con quién quiere estar; de hecho, Connell no es “cualquier chico”, destaca por sus buenas notas y es bastante popular en el ámbito deportivo. Con el paso de los años vamos entendiendo que Marianne está algo perturbada y él quizás no lo encaja tan bien.
La distancia entre los dos se hace más grande con el paso del tiempo. Marianne se encontrará con relaciones tóxicas que no se asemejan en nada al idilio vivido a escondidas con Connell. En el caso del chico, él puede elegir la pareja que quiera, pero ninguna le llena tanto como Marianne, siempre sentirá ese vacío. ¿Por qué entonces le damos tantas vueltas a esto? Entran en juego factores más profundos que se nos escapan, al menos a mí.
Los 12 capítulos son bastante completos. Seguimos a los protagonistas en su camino hacia la madurez y siempre terminan encontrándose. Me quedo con el octavo episodio, rodado en una veraniega Italia que nos traslada a rincones maravillosos, parecidos a los que han dado cabida a otras mediáticas historias de amor (hola, ‘Call me by your name’).
En caso de continuar hacia adelante, 'Normal People' debería destinar parte de su presupuesto a un equipo de caracterización, porque Marianne y Connell se hacen mayores, aunque no sé hasta donde estarían dispuestos a llegar. No creo que 12 nuevo capítulos de este romance a corto plazo sea lo más apropiado. Lo ideal sería esperar para cerrar esta bonita trama romántica, que con sus más y sus menos han hecho que este verano sea poéticamente idílico, pero con una dosis baja de azúcar.