'True Blood' ha comenzado su cuarta temporada con varias novedades, quizá demasiadas. No estamos acostumbrados a encontrarnos con tantos habitantes nuevos en Bon Temps, el círculo en el pueblo siempre ha sido bastante pequeño y cerrado, además mientras que en un principio era extraño ver a un vampiro en Louisiana, ahora lo raro es ser humano, entre tanta especie no es fácil encontrar a uno del montón.
No obstante, he de decir que se agradece ese punto
freak que caracteriza a '
True Blood', aunque esta vez lo hayan llevado a un extremo inimaginable. El cambio del que hablo ya apuntaba maneras en el final de la tercera temporada, cuando
Sookie se introduce en un nuevo mundo, algo parecido a un cuento de hadas, pero con un toque infernal. Es probable que a lo largo de la temporada nos vayan dando pistas sobre ese lugar, su objetivo y su razón de ser. Hasta el momento nuestra protagonista ha pasado allí un año (aunque le haya parecido unos minutos), y el lugar no da buen rollo exactamente.
En ese año en Bon Temps no han dejado de ocurrir cosas alucinantes, entre ellas la relación entre Lafayette y su novio Jesús, parece mentira que el cocinero del
"Merlotte's" al fin siente la cabeza. De todos modos, esta temporada parece que su historia es más bien floja, con
una historia de brujos y muertos vivientes que hasta ahora me ha dejado indiferente, algo poco habitual tratándose de '
True Blood'. En este sentido, su prima Tara continúa sin rumbo, ahora es lesbiana y vive lejos del pueblo en el que se ha criado, en Nueva Orleans, lleva una nueva vida, pero está claro que sus sentimientos hacia los suyos la retendrán en Bon Temps.
En esta temporada han decidido dar protagonismo a la trama política que está presente en la serie desde el primer capítulo. Además es un acierto que nos trasladen al pasado a través de flashbacks, en los que Bill está favorecido, todo hay que decirlo. Ahora el vampiro tiene otros objetivos y ha dejado su amor por Sookie a un lado, algo que atormenta a la joven, pero que los espectadores agradecemos. Ya va siendo hora de dejar vía libre al ambiguo Eric, y así dejamos la ñoñería de la pareja protagonista a un lado.
Por otro lado, hay subtramas que a priori están teniendo poca relevancia en '
True Blood', pero seguro que a medida que avanza la temporada cogerán fuerza. Hablo, entre otras, de la historia protagonizada por
Jessica y Hoyt, pareja que me encanta, y de igual manera me encanta que pasen por un bache en su relación, como si de una pareja normal se tratara. Jessica sigue jugando con fuego, aunque pueda parecer lo contrario la pequeña vampiresa continúa sin madurar; y es tan divertida tal y como es...
Jason tiene más problemas que el resto de habitantes del pueblo de Louisiana. El atractivo deportista está secuestrado, a la espera de que alguien pueda salvarle, pero las extrañas panteras que le retienen no se lo ponen nada fácil. Ahora todo apunta a que Jason se convertirá en uno de ellos, ¿será nuevamente Sookie Stackhouse la víctima de esta nueva situación? El chirriante hada no gana para disgustos.
Es pronto para hacer un balance de la nueva etapa de '
True Blood', pero por el momento puedo confirmar que
no me está gustando el rumbo que están llevando las nuevas tramas, el ambiente es mucho menos familiar y están mezclando demasiado las peleas entre reinos de vampiros con los habitantes de Bon Temps, rozando así en ocasiones el aburrimiento. Aun así, los personajes de esta historia siguen enganchando, y aunque no dejen de exagerar situaciones o personajes nosotros seguiremos atentos a los cambiaformas, hombres lobo, vampiros, hadas, brujos o lo que nos echen encima.
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