'Mom' no ha sobrevivido al adiós de la que fuera su protagonista, NBC ha anunciado la cancelación de la longeva comedia, una de las mejores que se emiten actualmente en las televisiones generalistas. La sitcom había encontrado su sitio, se encontraba cómoda en la comedia más delirante, pero también lo hacía cuando se atrevía con el drama, mezclando dos géneros opuestos que muchas veces funcionan bien, y 'Mom' era un ejemplo de ello.
La despedida de Christy ni siquiera ha servido de revulsivo, el pretexto para deshacerse de la protagonista ha sido pobre, sin afán por despertar el mínimo interés de la rubia en su nueva vida. El resto de las chicas ha intentado continuar con sus andanzas, parecía que no se notaría la marcha de Christy, que el último año estuvo algo ausente, sin el protagonismo de las temporadas anteriores, pero nada, 'Mom' ya era insalvable.
A falta de la mitad de la temporada para despedir a Bonnie y cia, parece que lo que nos queda de comedia va a ser cuesta arriba. Algunas tramas se atragantan, otras suenan repetitivas y, sobre todo, se echan en falta las peleas madre-hija, que siempre han sido lo mejor de la serie. Bonnie es magnífica, aunque no lo es tanto sin Christy, no le faltan reproches que echar en cara, empezando por Wendy, o su propio marido, pero no es lo mismo.
Probablemente, la relación más bizarra y disfrutable que nos ha regalado la serie en su último aliento es la de Tammy y Marjorie. A pesar de sus diferencias, siguen compartiendo piso con un grupo de simpáticos gatos a los que no puedes dejar de mirar cada vez que hay una escena en casa de la anciana. Algo similar ocurre con el adorable perro de Adam, al que hemos visto crecer y actúa ya como uno más de la serie. De hecho, me parece mucho más interesante cualquier gesto del animal que la presencia de Adam, al que forzosamente han ampliado el protagonismo. En sus escenas juntos, Bonnie también sale perdiendo, dentro de lo grande que es siempre el personaje de Janney.
Me apena que finalmente 'Mom' vaya a salir por la puerta de atrás. El único consuelo es esperar a que aparezca Christy para cerrar el ciclo de una forma coherente y digna. Ocho temporadas no son pocas. Además, se ha convertido en una de las sitcoms que más y mejor han evolucionado (obviando esta última etapa). Tal vez sea mejor no recordar a la insoportable hija de Christy o algunas escenas de la protagonista en aquel restaurante. Más tarde, la llegada de Jill trajo aire fresco a la comedia, convirtiéndose en mi preferida, después de Bonnie, la verdadera piedra angular de este equipazo.
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