'Modern Family' T5: en busca del humor perdido

Parece que los guionistas de 'Modern Family' no han puesto toda la carne en el asador este último año, a decir verdad, la sitcom de ABC lleva un par de temporadas dejada de la mano de Dios, es decir, lejos de lo que en sus inicios representaba esta peculiar familia americana. Las tramas, los personajes y las situaciones por las que pasan estos mismos han dejado de sorprender.

No es fácil hacer reír durante cinco años, teniendo en cuenta que en 'Modern Family' no ha habido ningún cambio relevante en el reparto o en la cotidianidad de sus personajes. Incorporar un bebé a la familia (el pequeño Joe Fulgencio) no supone un cambio de peso en una comedia de estas características. Sí lo ha sido en cambio la evolución de Lily, el personaje que mejor ha aguantado el paso del tiempo, en lo referente a los niños de la serie.

Es un error que Hailey, Alex y compañía tengan una trama por episodio, podían tener su gracia como secundarios, pero desde que decidieron subir sus sueldos y hacer que pasen a primera línea la serie ha perdido calidad, dedicando cinco minutos a la semana a estos personajes que no tienen mucho que ofrecer. No han sabido aprovechar al bando adolescente, si es que hay algo positivo que se pueda sacar de ellos durante más de dos minutos seguidos. Querer ampliar el abanico de espectadores les puede salir caro.

Gloria y su histeria continúan haciendo las delicias de los que somos seguidores de Sofía Vergara; Jay tampoco decepciona, aunque ya conocemos de sobra que tras su malhumor se esconde un corazón blandito, algo que no se cansan de recordar cada dos por tres. Claire y Phil es la pareja más irregular, tienen momento hilarantes una semana, y la siguiente nos sorprenden con una trama absurda y aburrida. Además, mientras que Phil se ha ido haciendo pequeño en estos cinco años, Claire ha comido terreno al resto del reparto, haciéndose con un personaje maniático, mandón y competitivo, cada vez me recuerda más a la fantástica Monica Geller ('Friends').

Puede que haya sido la boda más esperado del año en la televisión, llevan una temporada entera dando vueltas a lo mismo en 'Modern Family', así que las altas expectativas están justificadas. Los principales culpables han sido los propios guionistas y la ABC por dar tanto bombo a un asunto que les salió rana.

Cam y Mitchell no han hablado prácticamente de otra cosa que no sea su boda, ya han dejado a un lado el tema de la adopción y se han centrado en el casamiento, ahora permitido en su Estado. Hasta ahí todo bien, la decepción llega en los últimos dos episodios, principalmente en la season finale, en la que no encontré la gracia por ningún lado, el hecho de cambiar cuatro veces el escenario de la boda es lo más chistoso que tenían preparado los responsables de la serie. Todo para terminar con un toque ñoño/dramático, en el que Jay demuestra que quiere a su hijo a pesar de tener una mente más cerrada de la que le gustaría a la familia. Nada que no nos hayan contado en ocasiones anteriores.

Generalmente las comedias avanzan, introducen cambios que alteran el rumbo de los personajes, aunque sea de una manera leve. No creo que la unión civil entre Cam y Mitchell cambie mucho las cosas, más bien se ha tratado de una campaña de marketing. 'Modern Family' fue en su momento una serie con brillantes golpes de humor, con personajes originales que se mezclaban en distintos enredos que terminaban sorprendiendo; ahora ha llegado la sequía a la capacidad de crear historias y de avanzar con los Pritchett. Confío en que sea algo temporal y en la sexta temporada la sitcom vuelva a seguir la senda de sus primeros años.

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