'Misfits' termina de forma fría, pero adorable

Un trozo de magia seriéfila ha muerto con la despedida de 'Misfits' esta semana. El grupo más variopinto de inadaptados nos ha dejado para siempre, en el aire quedan pendientes las típicas conjeturas, ¿habrá una miniserie? ¿y una película que recoja a todos los protagonistas que han pasado por la serie? ¿nos obsequiarán con un especial? Dejemos a un lado estas preguntas y centrémonos en lo importante, 'Misfits' ha terminado, y tenemos que valorarlo como tal.

Los cinco protagonistas que llegan a la etapa final de la serie no coinciden con el quinteto que inició esta original aventura, lejos quedan Simon, Nathan o Kelly. Pero en 'Misfits' no solo evolucionan los personajes, también avanzan los poderes, que no dejan de ser el plato fuerte de la ficción a lo largo de sus cinco temporadas.

El quinto y último año de la serie me ha sorprendido gratamente, es cierto que llega tras una temporada mediocre y aburrida como lo fue la cuarta, que podemos tildar de transitoria por la introducción de los nuevos personajes. Esta vez las tramas elaboradas por los guionistas han despertado el interés que venían cosechando en las dos primeras etapas. Las historias que se han ido cruzando en el camino de nuestros particulares héroes han sido interesantes y divertidas.

A pesar de que el factor de los poderes haya continuado en primer plano, los cinco protagonistas no han necesitado recurrir a ellos, es más, algunos de los personajes carecen de poderes, como es el caso de Abbey, que lo descubrimos en un capítulo reseñable; o el de Rudy, que de poco le sirve tener un doble a la hora de defenderse del enemigo de turno. Jess apenas ha usado sus Rayos X, Finn ha movido algún que otro objeto, sobre todo en el capítulo final, pero Alex sí que ha sacado jugo a su peculiar poder.

El apuesto camarero se ha visto obligado a acostarse con una serie de personajes, por una buena causa, salvar el mundo y mantener vivos a sus amigos. Se ha tenido que triscar a Finn, el chico volador o hasta casi a una tortuga, surrealista, pero así es 'Misfits', delirante como pocas series, no apta para todos los públicos.

Por lo tanto, Alex se ha posicionado como el ente más 'útil' de la temporada, pero esto no sería nada sin el descaro de Rudy, la enigmática Abbey o el torpe Finn. La que poco a poco se ha ido despegando del grupo es Jess, sus escarceos con el elenco masculino al completo han sobrado. Los guionistas han vuelto a resbalar en lo mismo, las historias de amor no se les da bien, aunque no han querido prescindir de ellas en los últimos episodios, vendiéndonos la moto Rudy-Jess.

Por otra parte, la Banda del Suéter tampoco ha dado el juego esperado, guardándose la traca final para los últimos minutos de serie, algo que podrían haber aprovechado a lo largo de la temporada, y no encasquetárnoslo en un último episodio. Además la resolución no ha sido nada convincente, ¿realmente era necesario cargarse a Rudy de esa manera? Lo intentan arreglar en el prólogo final, pero sigue pareciéndome totalmente prescindible.

La escena de despedida tampoco es una maravilla, han intentado simular aquel épico desenlace protagonizado por Simon y Alisha, en aquel bucle interminable de amor infinito. Al menos sabemos que los cinco seguirán juntos, aunque la palabra 'héroes' les queda grande, la mitad de ellos ni siquiera tiene poderes.

Con todo, 'Misfits' será una serie memorable, obviando su cuarta temporada, a excepción del episodio en el que Curtis muere. El humor negro y verde destaca en esta comedia que también tiene toques dramáticos, e incluso moraleja en algún que otro capítulo. Solo ha faltado una cosa para hacer verdadero honor a la ficción, cargarse al supervisor.

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