‘Mindhunter’ se diferencia positivamente del resto de thrillers

La segunda temporada de ‘Mindhunter’ ha pasado desapercibida entre el público de Netflix, o esa es mi sensación, y la de muchos otros, tras comprobar la escasa promoción que la plataforma ha hecho antes y durante el estreno del drama criminal. Además, a los que intentábamos encontrar los nuevos capítulos dentro del catálogo nos costaba dar con ella, para tratarse de una novedad de Netflix chocaba mucho que no estuviera entre los destacados.

Curiosidades y quejas aparte, ‘Mindhunter’ ha vuelto a cerrar una temporada redonda. Las conversaciones largas y densas han regresado a la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI. La pareja protagonista sigue potente, transmitiendo al espectador total naturalidad y transparencia. Holden Ford y Bill Tench vuelven a ser lo mejor de la serie, interpretados por unos sobresalientes Jonathan Groff y Holt McCallany. Mención especial a Anna Torv en el papel de Wendy, que este año ha destacado más, tal vez por su historia personal, pero también por algunos de sus avances e investigaciones en los casos de esta temporada, con mayor protagonismo.

Hemos vuelto a meternos en la mente de algunos asesinos en serie emblemáticos de Estados Unidos. En ‘Mindhunter’ no son necesarias las escenas sangrientas o las secuencias llenas de tensión con la víctima intentando escapar del verdugo. Es única la elegancia con la que tratan cada una de las tramas, conversaciones y personajes, en pocas series he visto esa delicadeza y buen gusto cuando se está hablando de casos atroces.

Los medios han destacado sobre todo la aparición Charles Manson, o mejor dicho del actor que lo interpreta, el mismo que se mete en la piel del asesino en la actual película “Érase una vez en... Hollywood”. No considero que la aparición de Damon Herriman en este papel sea lo más relevante de la segunda tanda de ‘Mindhunter’, de hecho, en la serie se han centrado en otro caso que ha mantenido alerta a los protagonistas, se trata del asesino de niños de Atlanta.

Holden se ha visto empujado a investigar de lleno el caso de Atlanta, conmovido por las familias de los niños desaparecidos y/o asesinados. La emboscada que tiene preparada para él la aparentemente cándida recepcionista de un hotel empuja al detective a ir tras el rastro de un asesino difícil de atrapar. Para ello se entrevistará nuevamente con otros criminales que podrían ayudarle a dar con la pista definitiva, y el joven se vuelca de nuevo en un caso que le va a costar de nuevo prescindir de su vida personal.

En cambio, vemos a Tench protagonizando más escenas con su familia, no muchas, pero sí más que en la etapa anterior. Su mujer no está a gusto en casa, ni en el barrio ni en la ciudad, que no considera que sea apropiado para que crezca su hijo. Los traumas del niño que adoptó el matrimonio crecen a medida que avanza la temporada, y esto hace tambalear al matrimonio, algo que Tench pretende evitar mientras hace lo posible por dar caza al nuevo asesino en serie que anda suelto.

Confío en que Netflix no deje escapar esta joya, y de ser así espero que otro canal o plataforma dé una nueva oportunidad a ‘Mindhunter’. El reparto es excepcional, con el trío protagonista se puede levantar una nueva tanda de capítulos tan elegante como la que acabamos de ver. Por otra parte, la mano de David Fincher es esencial para que esto funcione, se notan las influencias de algunos de sus films como “Seven” o “Zodiac”. Sería un error dejar escapar este thriller, uno de los pocos que se diferencia del resto.

Dale al Stop en Twitter e Instagram