(Contiene spoilers de la 1ª temporada)
La primera temporada de '
Merlí: Sapere Aude' arranca con Pol Rubio como protagonista, iniciando una nueva etapa en la Facultad de Filosofía,
rodeándose de nuevos compañeros y tramas que tienen como objetivo alcanzar la frescura y cercanía de su predecesora. Es difícil superar el listón de 'Merlí', pero tras el visionado de los ocho capítulos de la primera temporada puedo admitir que han hecho un gran trabajo y no han roto la esencia que hizo única a la serie que se estrenó en TV3.
Movistar+ apuesta por una historia más madura, haciendo que los seguidores de la original se puedan sentir identificados. 'Merlí: Sapere Aude' ha creado su propio universo. El eterno tira y afloja entre Pol y Bruno se mantiene, con un Bruno más pesado, aunque también más ausente. El papel del hijo de Merlí sigue siendo relevante, y gracias a él podemos seguir los pasos de su excéntrica abuela, pese a que para ello tengamos que tragar con algún secundario que para mi gusto toma demasiado protagonismo sin aportar nada bueno al conjunto de la serie.
Puede que en general lo que más le cueste a 'Merlí: Sapere Aude' sea conseguir que encajen los secundarios en general. Pol y los profesores están muy bien introducidos, mientras que la cuadrilla del protagonista resulta forzada en el comienzo, hasta que en los últimos capítulos terminan convirtiéndose en parte esencial de la ficción.
Un Melrose Place en Barcelona
Los cinco jóvenes protagonistas están con las hormonas revolucionadas, principalmente Pol, que tras su historia con Bruno va teniendo más clara su orientación sexual, y a pesar de querer desprenderse de etiquetas termina reconociendo su bisexualidad. El nuevo objetivo de Pol es Rai, un chulesco millonario que vive en un casoplón y no duda en usar su poder y riqueza para conseguir lo que le venga en gana.
Rai juega con la ambigüedad, tal y como ocurría con Pol en la etapa anterior. No obstante, el carisma de Carlos Cuevas y su conexión con el personaje de Pol es irrepetible, y Rai no entra con buen pie para mi gusto, cae mal. Es un personaje antipático y creído. En cambio, Biel me ha parecido entrañable, un inocentón que puede evolucionar de manera sorprendente.
Hablando de evolución, Oti es la sorpresa de la primera temporada, entró de forma sibilina y ha ido creciendo a pasos agigantados. Ella deseaba dar el salto del pueblo a la gran ciudad, necesitaba un grito de libertad un cambio drástico en su vida. Oti llega a la capital con su novio, aunque lo esconde sin un motivo aparente. Cuidado con este lobo de piel de cordero, porque parece que Oti es capaz de cualquier cosa por hacerse con su objetivo, el primero ya lo ha conseguido: enrollarse con Pol.
El caso de Minerva es más dramático, una argentina temperamental e impulsiva. Otra que se cuelga de Rai, y parece que consigue algo con él, pero dudo que sea serio, ninguno de ellos parece estar por la labor de atarse a una relación seria. Es mas, el propio Rai es capaz de acostarse con su tía solo por provocar a su madre. Ese es el nivel.
Los mayores aprueban con nota
Han dado en el clavo con María Pujalte como nueva profesora estrella, de hecho el claustro de profesores, o lo que conocemos de él, es digno de mención. Ojalá todos hubiésemos disfrutado de profesores así durante la carrera. Desenfadados y amenos, como la María Bolaño de Pujalte y su compañera y amiga Silvia, mucho más comedida, pero con un resultado brillante. En el capítulo final dan en el clavo con los momentos de tensión entre las dos profesoras.
Bolaño logra estar a la altura de Merlí, y eso es mucho decir, pero la carga emocional que arrastra este personajes lo hace más grande. Sus problemas con el alcohol y la confianza que desprende con su hija, con síndrome de Down (interpretada por Gloria Ramos de "Campeones"), son dos bazas importante que enganchan. Además, Pol se convierte en confidente y paño de lágrimas de la catedrática, casi si pretenderlo. De esta forma podemos acercarnos más a ambos y ver su lado más humano.
Las lecciones de filosofía no desentonan con la línea argumental de cada capítulo. Eso no evita que los guionistas se puedan centrar en otras tramas mas triviales, como la del padre de Pol en su nueva faceta como novio de la ex profe de instituto de su hijo. Esta forma de acercarnos un romance que no sea adolescente está muy bien introducida. El equipo de 'Merlí: Sapere Aude' ha vuelto a dar en el clavo, me alegro de que hayan confirmado la segunda temporada.