(Contiene spoilers de la 3ª temporada)
La tercera temporada de ‘
Stranger Things’ en Netflix ha sido redonda. Ha presentado nuevas tramas y algún que otro nuevo personaje en esta etapa que cierra un ciclo importante en la vida de los habitantes de Hawkins, Indiana. La serie no deja de tener guiños históricos, y esta vez ha estado muy presente la Guerra Fría y la enemistad entre Estados Unidos y Rusia. Han sabido trasladar el mensaje
sin perderse en tramas políticas, con matices muy bien integrados en la historia que tiene como protagonista a un grupo de niños que crecen a pasos agigantados.
La trama rusa tenía como lugar de operaciones el sótano del Centro Comercial que frecuentan los protagonistas de ‘Stranger Things’. Es ahí donde despiertan a la bestia y vuelve a entrar en juego el monstruo gigante que atemoriza a todos, contra el que solo puede luchar Eleven, que ahora vive tranquila, demasiado para su gusto, con Hopper. La adolescente no tardará en desobedecer a su tutor, cualquier día es idóneo para adentrarse en una aventura con Finn y compañía.
Este año Eleven ha hecho migas con la otra chica de la pandilla, Max. Juntas han aprovechado los poderes de Eleven para espiar las conversaciones de los chicos, o para descubrir que el hermano de la pelirroja, Billy, tiene un secreto oscuro que les puede costar la vida. Billy es el nexo entre la conspiración rusa y los jóvenes de Hawkins. El socorrista es poseído por una especie extraña que va haciendo fechorías y dejando varios cadáveres bajo la apariencia del joven.
Más arriesgados y violentos
Las muertes y la sangre están más presentes que en anteriores temporadas. ‘Stranger Things’ madura en este sentido, mostrando algo más de gore y aderezando con acción y mas tensión que nunca sus tramas. La pérdida de Billy era algo inevitable, aunque creo que su personaje se podría haber aprovechado algo más. Lo que no me termino de creer es la muerte de Hopper, en el capítulo final desaparece tras el estallido provocado por Joyce para “salvar al mundo”. Que no haya ni rastro del cadáver me parece sospechoso en cualquier serie, y más en ‘Stranger Things’, y tratándose de uno de los protagonistas de la historia.
Tras el enésimo trauma familiar, Joyce hace las maletas cuando todo vuelve a la normalidad y marcha con sus hijos y con Eleven a otro lugar, fuera de Indiana. La serie tendrá una cuarta temporada, así que no cabe duda de que sus destinos se volverán a unir, pero tal vez con un salto en el tiempo para no tener que cargar con la excusa de que siguen siendo niños, en un par de años van a dar mejor el pego como chavales de 20 años que como niños de trece.
No falla el ritmo
Nunca he sido un fan acérrimo de ‘Stranger Things’, me ha gustado desde el inicio, pero no he formado parte de ese grupo de seguidores que han ensalzado la serie, porque tampoco considero que sea para tanto o que hayan dado un giro a la televisión. El éxito es innegable, y sus tramas enganchan, en gran parte gracias a los personajes y a la ambientación de la ficción. A mi parecer, el ritmo de la tercera etapa es considerablemente más dinámico que el de las anteriores, con tres arcos argumentales diferenciados que se unen en los últimos capítulos, como cabía esperar.
Joyce y Hopper se encargaron de la trama más adulta, todo lo adulto que puede ser ‘Stranger Things’, uniéndose a uno de los rusos que secuestraron y que resultó ser una de las revelaciones de la tercera temporada. El grupo de los chicos, sin Dustin, no tardó en unirse a Eleven y Max para resolver la trama del monstruo que regresa a atormentar sus vidas. Y la mejor parte se la llevan los protagonistas encerrados en el Centro Comercial, Dustin, la hermana de Lucas, Steve y Robin, la chica nueva que trabaja en la heladería junto al joven ligón.
Las dudas sobre la novia que Dustin se ha echado en el campamento; las contestaciones y paranoias de la pequeña Erica, con un alegato a favor del capitalismo incluido, descolocando así al espectador; y la relación que avanza entre Steve y Robin es lo que más me ha gustado de los personajes de esta temporada. Además, la confesión de Robin cierra muchas bocas, la mía la primera, que daba por hecho que se iba a liar con Steve, dentro de un arco argumental previsible que finalmente no ha sido así, y me alegro.
No sé si la tercera temporada de ‘Stranger Things’ ha sido mejor que las anteriores, a mí me ha entretenido más que la segunda y me ha trasladado a Hawkins como si fuera la primera vez. Es posible que después de tres años adentrado en este universo particular de los hermanos Duffer, con una atmosfera muy lograda, unos personajes que enganchan y con tramas que no pasan de moda.