(Contiene spoilers de la 3ª temporada)
Los guionistas de ‘
Vergüenza’ han arriesgado en la tercera temporada, yendo un paso más allá. Después de dos temporadas sobresalientes con una comedia innovadora y divertida, en esta tercera tanda se han atrevido con una mezcla explosiva que les ha vuelto a dar buen resultado:
una pizca de thriller sin perder el humor.
Jesús Gutiérrez sigue sin tocar fondo, siempre encuentra un peldaño más bajo al que caer, para vergüenza de todo su entorno, que cada vez es más reducido. Un vídeo viral ha convertido en famoso al protagonista, que ha creído saber aprovechar su minuto de fama, aunque la razón que le ha llevado al estrellato sea bastante penosa. Todo apuntaba, desde el primer episodio, a que ese no iba a ser el único lío en el que se metería Jesús este año.
Una rueda de entrevistas en un despacho de comisaría hace presagiar que el marido de Nuria puede estar muerto, o hasta el cuello de fango. Los guionistas han jugado con el misterio, dejándonos pendientes de ‘Vergüenza’ en el final de cada episodio, con pequeñas pistas sobre lo que ha podido ocurrir con algunos de los personajes de la serie.
No es el único recurso que destacar en la tercera, y exigua, temporada. También me quedo con las conversaciones de Nuria con su difunta madre, aunque probablemente no sea algo tan original como otras cosas que sí nos muestran en la ficción de Movistar+. La vida avanza para el matrimonio protagonista, al margen de la sorpresa que tienen guardada para el final. La pareja hace aguas, haberse convertido en padres por partida doble solo ha empeorado su relación, y no ayuda el afán de Jesús por meterse en problemas y querer llamar siempre la atención.
Tan mal están las cosas, que Nuria sigue pensando en Óscar, un tipo no mucho más cuerdo que su actual marido. Los enredos relacionados con la cita entre Nuria y Óscar han sido muy ocurrentes, sobre todo por el desenlace que ha tenido este escarceo, dejando a Jesús con el culo al aire y desmontando su coartada. Finalmente, la puerta se queda abierta para ver a Jesús entre rejas, un lugar en el que seguro no pasará desapercibido, no estaría mal verle en ese entorno.
Por otra parte, las anecdóticas apariciones de Leticia Sabater y Mariló Montero han tenido su aquél, aunque no han sido, ni de lejos, lo más destacado de los seis últimos episodios de ‘Vergüenza’. Aunque se pase volando, me gusta que Movistar+ dosifique esta serie en su justa medida, sin forzar tramas que alargan cada episodio o temporada, pese a dejarnos siempre con ganas de más.
Javier Gutiérrez y Malena Alterio están brutales en ‘Vergüenza’, son el alma de la serie, junto al equipo de escritores que nos regalan estos guiones tan ocurrentes y desternillantes. Han llevado la figura del perdedor a otro nivel, con un Jesús que cada vez tiene menos apoyos, si los ha tenido en algún momento. También me gusta Nuria, que al lado de él puede parecer una chica corriente, pero tiene lo suyo, por ejemplo, este año en el trabajo, con su compañera Mayte (la hipnotizante María Hervás) y la trama del aliento de su jefe.
Me niego a creer que ‘Vergüenza’ pueda acabar, yo creo que queda mucho por contar. Juan Cavestany y Álvaro Fernández Armero, responsables de esta joya, han apuntado que la tercera etapa cierra un ciclo, deseo que no sea definitivo y que pronto lluevan ideas tan geniales, y patéticas, como las que nos han contado hasta ahora en la comedia del momento.