Los Cortázar saldan sus cuentas en el final de 'Gran Reserva'

Una de las insignias de La 1 se despidió la semana pasada con un futuro incierto, 'Gran Reserva' puso fin a su tercera, y posiblemente última, temporada con una especie de epílogo dividido en tres capítulos y titulado 'El Pago de los Cortázar'. En este corto periodo de tiempo, los guionistas han cerrado cada una de las tramas que han acompañado a las dos familias protagonistas durante estos años, dejando una puerta abierta.

El final de esta serie trae consigo una buena noticia que los amantes de la ficción van a poder disfrutar, y así hacer más llevadera la marcha de la serie original, 'Gran Reserva. El origen' empezará a emitirse este mes, y visto el plantel de actores las expectativas depositadas en este proyecto son cada vez mayores.

Esta vez me centraré en el desenlace de 'Gran Reserva', que pedía a gritos un cierre a su altura. Una de las bazas más potentes del drama fueron sus personajes, la serie ha tenido la suerte de mantener gran parte del elenco inicial durante tres largas temporadas, con Vicente Cortázar (Emilio Gutiérrez Caba) en el punto de mira desde el primer momento. Gutiérrez Caba ha destacado por encima del resto del reparto, su labor no ha sido lo suficientemente reconocida en los distintos premios que se reparten desde academias o crítica, pero él ha defendido al retorcido Vicente como nadie podría haberlo hecho.

La relación de Vicente con sus hijos no ha sido fácil, el patriarca tiene varios frentes abiertos tanto dentro como fuera de su casa, aunque en muchas ocasiones su peor enemigo ha sido él mismo. Sus ansias de poder y su afán por mantener a los de su sangre cerca le han llevado a encerrarse en una especie de espiral que no le ha beneficiado en absoluto, perdiendo puntos incluso al lado de Rosalía, la madre de sus hijos que llevaba años desaparecida.

Las intrigas de los Cortázar daban mil vueltas a los problemas resultones de los Reverte, la palma se la llevan los cuñadísimos de la familia riojana. Los hijos de Vicente y Rosalía no tuvieron buen ojo a la hora de escoger pareja, no hay más que ver las actitudes de Sara, Gustavo o Paula, dispuestos a todo por arañar acciones de las bodegas o vengarse de la familia con la que han sufrido tanta represión.

Los Reverte, en cambio, han podido tener sus más y sus menos en las bodegas, principalmente problemas económicos, aunque también han tenido que hacer frente a algún que otro cadáver, como si de un Cortázar se tratara. El acercamiento sentimental de Lucía (Paula Echevarría) o Sofía (Ángela Molina) a la competencia ha tensado la cuerda entre estas familias, aunque la guinda la pone un final feliz y previsible, ante la duda de su regreso los responsables de 'Gran Reserva' han preferido no mojarse, y en parte es de agradecer que hayan tomado esta decisión, alejando a dos de sus protagonistas de las intrigas bodegueras.

La música que ha acompañado a 'Gran Reserva' en todos estos capítulos ha seguido la estela de otras series españolas que tuvieron como eje el misterio. El trabajo está bien hecho tanto en el terreno del sonido como en el de la imagen, por eso el resultado es una de las mejores ficciones nacionales de los últimos tiempos.

'Gran Reserva' también ha acertado con los secundarios, entre los que destaca la agente Ortega (Luisa Martín), un personaje con vis cómica, rodeado de humor negro e ironía. Reconozco que en las primeras temporadas se me antojó surrealista todo lo que envuelvía a la policía local de Lasiesta, pero a medida que avanzaron las tramas me fui familiarizando con Ortega y su escaso equipo. Nadie se puede creer que un mismo agente se encargue de todos los sucesos de un pueblo, por pequeño que sea (cada día se cometía algún delito). Aun así, la agente Ortega se ha terminado convirtiendo en una parte esencial de la ficción, por muy torpe que fuera resolviendo crímenes.

Los directivos de TVE no descartan hacer en un futuro algún especial de 'Gran Reserva' en prime-time (o incluso una 4ª temporada), pero todo son conjeturas. A día de hoy nos quedamos con el buen sabor de boca que han dejado estas dos familias, y el que tenga ganas de más puede dar una oportunidad a lo nuevo de las sobremesas de la pública.

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