Un episodio de ‘
La que se avecina’ dura más que muchas películas,
últimamente es habitual que la serie de los hermanos Caballero sobrepase la hora y media de duración, una aberración. Si a eso le sumamos que los capítulos de estreno cada vez empiezan más tarde, se juntan unas cuantas razones para dejar de ver la serie en directo desde Telecinco, y muchos nos pasamos a la opción de verlo en Mitele, u otras plataformas.
Aun así, ‘La que se avecina’ sigue arrasando en cada emisión, es líder todas las semanas en su franja, lejos de sus rivales. No es muy común que una serie que va por la undécima temporada, con una duración objetivamente larga y emitida a unas horas intempestivas coseche tan buenos datos de audiencia, a pesar de que en el episodio de esta semana se haya resentido el share, por debajo de la barrera del 20%, pero a su favor diré que se trataba de un día festivo, a las puertas de un puente en la capital.
‘La que se avecina’ sigue entreteniendo, hay tramas que pueden gustar más y otras menos, pero no se me ocurre otra comedia con esta duración que salve los muebles después de cada capítulo. Siempre tienen alguna frase en la recámara para captar la atención del espectador, o una burrada de las suyas, siempre transgrediendo, en el mejor sentido de la palabra, demostrando que en esta serie no existen los tabús, sin complejos.
Y hablando de complejos, tampoco parece que los tengan a la hora de grabar los exteriores. No cabe duda de que a los responsables de la serie les encanta arriesgar, usando efectos que nos destripan en el making off de cada episodio, pero algunas veces se les va de las manos. En ocasiones se me antojan cutres, pero hasta en eso tienen su propio sello, y es que lo importante de ‘La que se avecina’ no son sus efectos especiales o los decorados de cartón piedra, sino su humor, donde indudablemente triunfan y destacan sobre el resto de comedias en abierto.
Los personajes se reciclan, a veces
La comedia de Telecinco ha sido muy criticada por dar vueltas sobre el mismo eje, sobre todo a lo que algunos personajes se refiere. Los Cuquis siguen peleados, ahora luchando por la custodia de los niños que paradójicamente ha caído en las manos de Teo. El hermano de Amador vive ahora en el Bajo con los chavales, y con la inestimable ayuda de Chusa, uno de los mejores fichajes de los últimos años en ‘La que se avecina’. Además, me gusta que dosifiquen a las estrellas del show, prescindiendo de ellas en algunos episodios, o dándoles menos protagonismo en según qué etapas de la serie, para no saturar al espectador. De algo tiene que servir tener a tantos actores en cantera.
En el inicio de la 11ª temporada están usando bien los tiempos de Menchu, Loles León ha encontrado su sitio en la comunidad, y ahora que es amiga de Berta pueden dar muy buenos momentos, sobre todo cuando se juntan contra Antonio. Ya era hora de ver a Berta liberada, sin despegarse del todo de su marido, porque esa convivencia con los tupper con contraseña todavía puede dar muy buenos momentos. En cambio, la hija de Menchu está a la espera de una buena trama, Miren Ibarguren es fantástica y merece un hueco importante en Montepinar.
A lo largo de los próximos capítulos seguro que seguirán ahondando en la desastrosa relación de Alba y Enrique, en los problemas para encontrar trabajo de Javi y Lola o en los negocios tan turbios como ingeniosos de Fermín, y su matrimonio surrealista con el hombre cojín. Fina también estará siempre presente para meter la puntillita cuando el público menos lo espera, y mención especial a la flexibilidad y resistencia de esta mujer, Petra Martínez está en el Top de ‘La que se avecina’, no cabe duda.
En cambio, no me llama en absoluto la atención la historia de Bruno internado en un centro psiquiátrico. Me parece uno de los personajes más planos, junto a otros que por suerte están de figurantes y no se les da mucha coba, como es el caso de Coque o Raquel. Son mucho más imprescindibles otros que se han ido convirtiendo en secundarios, como Raluca o Clara, interpretada por Pepa Rus.