(Contiene spoilers hasta el capítulo 5x03)
La tristeza se ha apoderado del inicio de la temporada en '
Glee', y no es para menos, el elenco ha perdido a uno de sus personajes principales, pero la serie no llora solamente la marcha de Finn Hudson, lamentan ante todo
la pérdida de Cory Monteith, que mantenía una relación estrecha con algunos de sus compañeros, especialmente con Lea Michele, a la que se ve afectada en los tres capítulos emitidos hasta el momento.
La quinta etapa de la serie musical empieza con un capítulo doble dedicado a 'The Beatles', pero dejando a un lado la colección versiones que nos dejan en ese par de episodios, lo más grande se centra en la relación entre
Kurt y Blaine. Los jóvenes se ha prometido, y parece que ese paso al altar va a ser relevante este año. De todos modos, recordemos que para los protagonistas de '
Glee' solo supone la segunda mitad del curso, ya que en la cuarta temporada no llegaron a terminar las clases, ni siquiera se celebró lamítica final de los coros.
Tina también ha tenido importancia en este inicio, por muy raro que suene, la incomprendida asiática ha disfrutado por fin de unos cuantos minutos de gloria con un capítulo que incluso llevaba su nombre, ese es el nivel al que estamos sometidos. Comparada con otros años, la quinta temporada se ha presentado de manera tímida, quizás porque se guardaban el bombazo para el tercer episodio, ese homenaje tan sentido, pero al que le ha faltado fuelle para mi gusto.
Hasta siempre, Finn
Todos estábamos esperando el momento de la despedida, y a juzgar por las audiencias de ese episodio podemos afirmar que incluso gente que no es asidua a la serie se apuntó al visionado. Es un voto a favor que no hayan querido hurgar en al herida, sin funerales llenos de lágrimas ni despedidas apoteósicas, Finn se va sin hacer ruido, ni siquiera conocemos la causa de su muerte, pero marcha con dignidad, dejando al grupo sin uno de sus pilares.
El momento más emotivo y esperado se hizo de rogar, medio capítulo tardó Rachel Berry en aparecer por el McKinley, con una de sus actuaciones más sentidas. No obstante, el número de Rachel no fue suficiente para ablandecer mi corazón (debo estar hecho de piedra), a mí el sonido de lata y el playback no me emociona, todo parecía demasiado medido, y hasta las lágrimas de la protagonista me hicieron dudar si eran reales o ficticias, empecé a verlo con altas expectativas, pensando que iban a dejar algo en manos del azar o de la improvisación.
Quizás la culpa sea una vez más de la elección de las canciones, pero el caso es que
me emocionó más la promo del esperado capítulo que el episodio en sí. No entendía por qué Santana se ponía como una furia, cuando apenas ha tenido relación con el quarterback, o la razón por la que la escena final muestra al profesor de canto con su mujer. Que conste que me pareció buenísima la escena de Schuester llorando con la sudadera robada entre los brazos, pero hubiera elegido una canción como broche final.
Por lo general el capítulo ha sido correcto, como el inicio de la serie, que
todavía tengo la sensación de que no ha arrancado. Quizás este parón (es muy pronto para empezar con los parones) sirva de punto de inflexión y a partir del 7 de noviembre el coro de '
Glee' regrese dando guerra y con muchas cosas que contar, aunque hace tiempo que las cosas interesantes pasan de largo por el McKinley.
Estaremos atentos este año a la carrera de Rachel en Broadway, la nueva chica de Santana, la boda de Kurt y Blaine o los vaivenes del grupo de Schuester, que parece que no terminan de despegar.