Ya son cuatro episodios los que se han emitido de la octava temporada de '
La que se Avecina', y
los guiones siguen siendo tan surrealistas y divertidos como en los últimos años. Lo que tal vez la audiencia no lleve tan bien sea la larga duración de cada capítulo, cerca de hora y media
lo que viene durando un largometraje al uso. A esto le tenemos que sumar la hora de inicio de la comedia, Telecinco ha ido alargando el bloque que precede a la serie, relegando el comienzo de la misma a los últimos minutos del prime-time.
Los seguidores de la ficción de los hermanos Caballero somos fieles, pero también somos humanos, y es complicado aguantar despierto hasta más allá de las doce y media cuando el próximo día tienes que levantarte temprano. Además, el sueño es más irresistible cuando las pausas publicitarias se acumulan en el tramo final del capítulo.
Giros suculentos
Dejando a un lado mi pequeña queja, quiero ahondar en las nuevas tramas de '
La que se Avecina'.
La novedad más llamativa es el personaje de Fina, ha entrado en la comunidad de puntillas, pero poco a poco se va haciendo notar, tanto es así que ha conseguido que los vecinos de Montepinar se pongan de acuerdo en algo: el odio mutuo hacia esta señora aburrida y
tocanarices.
Edurne (Anabel Alonso) también regresa a la comedia para hacer la vida más complicada a los vecinos. El final del episodio de esta semana deja la puerta abierta a la participación de Edurne las próximas semanas, y espero que así sea, porque tal y como hizo el año pasado,
Anabel Alonso ha demostrado encajar de maravilla en esta alocada comunidad, uno de los mejores cameos de la historia de la serie. Sin hacer de menos a Paz Padilla, que lo borda en el papel de
La Chusa, cada vez más integrada en el elenco, no hay duda de que Padilla está más acertada en '
La que se Avecina' que en el resto de espacios en los que la solemos ver, aunque el mérito en este caso no sea exclusivamente suyo.
Por otra parte, Judith ha apartado su lío amoroso con Papuchi para centrarse en una conquista mucho más complicada, la de Javi. A la psicóloga le van los retos, y probablemente ni ella misma sepa lo que quiere, pero ahora está centrada en separar a su "amiga" Lola de su marido. Las cartas ya están sobre la mesa, falta por ver cómo reacciona la desquiciada Lola tras esta puñalada trapera, podemos esperar cualquier cosa de este estrambótico triángulo amoroso.
Hay cosas que no cambian
Amador continúa buscando trabajo, aunque pone más empeño en encontrar "el pinchito" ideal que en sacar adelante a su desestructurada familia. Maite parece que se lo toma más en serio, como es costumbre, pero la pija venida a menos ahora tiene como jefes a los Recio, y eso no puede ser bueno.
Los Cuquis lo tienen complicado para recuperar la custodia de sus hijos, pero cosas más complicadas hemos visto en '
La que se Avecina'.
Antonio y Berta tampoco han cambiado de rumbo, y eso es bueno porque su rutina da mucho juego, ahora solo falta que entre en escena Araceli para poner todo patas arriba, y así Berta podrá volver a vestir sus "pantalones de lesbiana". Coque sigue siendo el perrito faldero de Recio, las reprimendas de Nines no le han servido de nada, y el conserje no espabila, aunque nadie espera que pase lo contrario.
Se echa de menos a Violeta y a Estela, aunque gracias a la ausencia de ésta última podemos disfrutar del auge de Fermín, un personaje que estaba eclipsado por la veterana actriz. Fernando Tejero se desenvuelve en este papel como pez en el agua, además gracias a él "los leones" han resurgido de las cenizas. En el lado opuesto de la balanza colocaría a Raquel (Vanesa Romero ha mejorado algo en ocho años, no mucho) y Rebeca, dos personajes prescindibles que sirven para hacer bonito, y poco más.
La octava temporada promete, y lo mejor es que la novena ya está asegurada. Después de
100 episodios '
La que se Avecina' está más viva que nunca; no obstante, apuesto a que ganaría con un formato más reducido y emitiéndose íntegramente en prime-time.